Epílogos
viernes 21 de junio de 2013, 07:24h
Suelo empezar la lectura de los libros por el final, es decir, por el epílogo. Es ahí donde el autor –finalizado su trabajo- se redime a través del cierre de su obra y, por lo tanto, utiliza toda su capacidad mental con tal de dar su último toque que, naturalmente, pretende lo más brillante posible.
Debo advertir que no soy lector asiduo de novelas. Un prestigioso escritor opinaba que, aquella persona que no leyera novelas a los veinte años era un inútil; y, en contrapartida, el que las devorase pasados los cuarenta y cinco años dejaba mucho que desear…
Dicho esto, continuemos por la senda de los epílogos. Acabo de “visitar” un libro de viajes que termina con una frase digna de mención; y dice (o escribe): “pues bien, amable lector, el viaje a llegado a su término, es decir, al final del trayecto…”, etc.
Pienso que debería haber un artículo destacado en el código penal que sancionara gravemente, con todo el peso de la ley, tal abuso de vulgaridad. Todavía no he pensado en las penas a aplicar a los reos, pero en todo caso creo que nunca se debería llegar a la pena capital. ¡Jamás! Eso está muy, pero que muy feo…
En la vida hay diversas maneras de expresar el nivel de idiotez; habitualmente, las muestras de este género se suelen camuflar. Quiero decir que, el propio imbécil procura enseñar su nivel a partir de una cierta modestia. No esconde su soberana idiotez pero procura maquillarla.
Este “genio de las letras” ha pillado el tópico de los tópicos (final de trayecto) para situarlo como colofón a su trabajo consistente, repito, en un libro sobre viajes.
Opino, modestamente, que como ejemplo de la aplicación estricta de la justicia y para aviso a los demás mortales, deberían esculpir este “corto” texto sobre la lápida mortuoria del citado autor y así dejar que la eternidad contemple el nivel intelectual que exhibió, sin vergüenza, en su paso por la vida.
Y desde ”este marco incomparable” voy a poner “punto final” a este sencillo escrito.
No, por favor: no me pidan ni el nombre del autor, ni el título, ni la editorial…ni nada. Gracias.