Javier Tebas utilizó a los clubs modestos, el G-30, para llegar al sillón que ocupa al frente de la Liga de Fútbol Profesional. Una vez sentado allí, su prioridad es no enfrentarse a los grandes como garantía de conservar el puesto y expandir su modelo de gestión a otros países, lo cual podría explicar, a falta de poderlo asegurar, su relación con Robert Sarver y su mediación para procurarle la propiedad de un club continental que resultó ser el Mallorca tras los intentos fallidos de aterrizar en el Glasgow Rangers, el Espanyol, el Levante y el Getafe, curiosamente dos de los descendidos de primera división. Y esperemos que el club decano mallorquín no lo sea también de Segunda.
El comentario obedece a la visita que el presidente de la patronal balompédica va a hacernos esta semana bajo la excusa de una conferencia lo que, a su vez, aclara la coincidencia del viaje de Kohlberg, con quien espera encontrarse, lo mismo que con Maheta Molango. Eso si, por ahí aseguran que si la permanencia no se certifica este domingo, el viaje se pospondría unos cuantos días. Que cada cual haga sus deducciones, pero evite hacer preguntas que seguramente no hallarían respuesta.
A pocas horas de una jornada que puede resultar definitiva o no, se han cumplido mis pronósticos. No, además de convertir las gradas de Son Moix en localidades de pura invitación, aún no se sortea ningún jamón. De momento se queda en una hamburguesa, bebida incluida. De todas maneras un menú raro para las cinco de la tarde, un horario más de té y pastas que de perritos calientes. Una merienda fuerte a faltan de emociones de la misma naturaleza porque en este caso y con motivo de la necesidad imperiosa de no perder ante el Córdoba, no se vende el fútbol ni la exaltación de un sentimiento, sino simple morbo puro y duro.