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Mil vendedores ambulantes ya operan de punta a punta de Mallorca

martes 26 de agosto de 2014, 13:40h

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La venta ambulante, que tanta indignación produce en el comercio tradicional por la competencia desleal que desarolla en no pocas ocasiones, ya ha llegado a las mil personas en plena acción, según cálculos policiales. En su gran mayoría son subsaharianos. En Palma hay unos 400, el grueso de los cuales se encuentran en la Platja de Palma aunque con una importante presencia en el Casco Antiguo. Sus productos estrella son material falsificado de marcas conocidas, procedente en buenísima parte de China.

Cada vez hay más conviccción de que la venta ambulante actúa de manera muy organizada, casi como una empresa sumergida que sale a la luz para ofertar productos falsos a precio muy barato  y que se esfuma ante la presencia policial. La incógnita es cómo entra y donde se almacena la enorme cantidad de stock falsificado y cómo puede moverse en Mallorca en cantidades tan importantes.

Todas las sospechas sobre la procedencia se centran en Shangai y toda la área especial que envuelve a esta gran ciudad portuaria china. Se sabe que en esta zona hay manga ancha para falsificar la mayoría de las más famosas marcas del mundo en ropa, bolsos, gorras, gafas de sol o relojes. También se sabe que estos productos se distribuyen por todo el planeta. La actividad de la falsificación es tolerada por el Estado chino, ya que se produce en cantidades masivas sin ningún problema.

Lo que de momento no se sabe es dónde se almacena en Mallorca el material chino falsificado que acaba en manos de la red de subsaharianos, que son el último escalón, los vendedores a pie de calle.

Como es sabido, hay un gran comercio para surtir la infinidad de tiendas chinas legales que se esparcen por la isla. En estas tiendas no se venden falsificaciones. Tampoco existen pruebas de que los subsaharianos consigan su material en los almacenes chinos legalmente establecidos y que pagan sus impuestos, donde es más difícil actuar porque gozan de todos los documentos y licencias pertinentes.

Pero de momento no se ha llegado a la raíz del problema, ya que parece imposible que por si solos los subsaharianos puedan traer del extremo oriente tanto material cuando no tienen ninguna empresa a su nombre y ellos mismos trabajan sin ningún derecho reconocido.

Por su parte, las tiendas chinas han sido una gran fuente de ingresos durante años en Mallorca. Con la crisis han bajado sus ventas, pero la inmensa mayoría de los comercios permanecen abiertos. También se sabe que muchos de los beneficios obtenidos por estas tiendas se reenvían al país de origen.

Paradójicamente, el 18% del total de la deuda pública española está en manos del Estado chino. El gigante asiático se dedica a adquirir deuda pública española siempre que puede, teniendo cada vez más peso en decisiones del Gobierno español. El Ejecutivo Rajoy ha modificado la legislación sobre jurisdicción universal porque jueces españoles investigaban a cinco líderes chinos por el genocidio tibetano. Con la reforma legal, ya no pueden hacerlo, al menos con el apoyo legal con que contaban.
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