Més per Mallorca y Podemos han vuelto a marcar distancia con el PSOE en el Consell de Mallorca. En esta ocasión, el debate se ha producido a cuenta de la renovación del patrocinio por el que el RCD Mallorca recibe 1,5 millones de euros a cambio de que el estadio de Son Moix se llame oficialmente Visit Mallorca Estadi, empleando la marca con la que la Fundació Mallorca Turisme promociona la isla.
Los socios de Cladera en la institución insular se han rebelado contra la prórroga de este patrocinio -acordado en 2020, en plena pandemia- con críticas al modelo turístico y al empleo de dinero público para tal fin. Empleando una confusión de conceptos notoria, la vicepresidenta del Consell y responsable de Medi Ambient, la podemita Aurora Ribot, señalaba en su cuenta de Twitter que "batiendo año tras año el récord de turistas, no es necesario aumentar la promoción", sino que la prioridad ha de ser "repensar cómo hacer más sostenible el modelo". También el líder insular de Més per Mallorca, y candidato de la formación en las próximas elecciones, Jaume Alzamora, calificó la propuesta de "despropósito" y defendió que el modelo turístico que impulsa el Pacte "está muy lejos de este tipo de acciones". "Una cosa es la ayuda y el apoyo al deporte, y otra muy diferente continuar apostando por reclamos que invitan a la masificación", opina.
Con grandes dosis de demagogia, marcan territorio así quienes comparten la responsabilidad de gobernar el Consell junto al PSOE, que ha tenido que sacar adelante la renovación del patrocinio con el apoyo de la oposición. La actitud de Més y Podemos resulta cuando menos llamativa al ir en contra del motor que sustenta la economía de Mallorca, por un lado, y buscar un perjuicio para la principal institución deportiva de la Comunidad, por otro. Todo ello sin atender al beneficio que supone la iniciativa para expandir la imagen de la isla y apoyar la desestacionalización.
No hacen ningún favor las posiciones de ambos partidos que -a diez meses de las elecciones y con la demoscopia en contra- sólo tienen explicación en términos de consumo interno para sus respectivos simpatizantes. Sin olvidar que este postureo indisimulado, probablemente, ya contaba con que el PSOE podría sacar adelante la renovación gracias a los partidos de la oposición, que en este episodio han mostrado más responsabilidad institucional que los socios de Cladera.
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