Las comunidades autónomas rechazaron este lunes de forma mayoritaria las dos de las propuestas lanzadas este lunes por el Ministerio de Sanidad para afrontar el repunte de casos de gripe y covid que registra España en las últimas semanas y que en Baleares alcanzará el pico a finales de mes. El objetivo era no saturar los centros de salud, una cuestión sin duda importante y necesaria, aunque existen dudas sobre las medidas más apropiadas para lograrlo.
Sanidad apostaba por la obligatoriedad de la mascarilla en centros de salud y sociosanitarios, decisión que acabó imponiendo a partir de este miércoles pocas horas después de la reunión en la que gran parte de comunidades lo habían rechazado. Los datos de incidencia de virus respiratorios que vive en estos momentos Baleares -y muchas otras autonomías- no parecen suficientes como para imponer esta medida, aunque sí es necesario apelar a la responsabilidad de quienes tengan síntomas de haberlos contraído para intentar no propagarlo.
Durante la pandemia, los ciudadanos dieron muestras en general de saber actuar de forma responsable cuando las circunstancias lo exigen; por ello, no parece acertado arrojar sobre ellos la sombra de la duda. Además, ese tipo de decisiones deben adoptarse en función de los datos de incidencia que viven las distintas comunidades, y salvo algunas, que ya han acordado de forma unilateral exigirla en esos entornos, el resto no presentan niveles tan alarmantes como para obligar a llevar la mascarilla.
Por otro lado, el Ministerio que ahora dirige Mónica García puso en la reunión de este lunes sobre la mesa la posibilidad de que los ciudadanos, mediante una declaración responsable, se sometieran a una ‘autobaja’ de tres días si presentaban síntomas leves de alguno de los virus. Otra García, en este caso la consellera balear de Salut, le ha recordado que una baja médica no es algo voluntario; es un acto médico, por lo que de una manera u otra debe estar supeditado al criterio de un profesional médico.
Y no es cuestión de desconfianza. Tiene sentido que quienes tienen síntomas leves no se expongan a contactos con personas que acuden a centros sanitarios con patologías que revistan una mayor importancia. Pero la decisión de si debe quedarse en casa, así como qué medidas tiene que adoptar el paciente y cómo debe actuar en función de la evolución que experimente, ha de provenir de un profesional médico, que es quien tiene conocimientos suficientes como para ofrecer garantías a los pacientes.