...Que Wert me españolice

Sí. Básicamente, para saber qué perfil de España me quiere meter en la sangre: el de Extremadura, el de Galicia, el de Andalucía, el de Castilla y León, el de Euskadi...¿el de Melilla, quizás?

Pocas veces un sólo ministro se ha echado a tanta gente encima, no sólo en Catalunya. Catalunya por supuesto, los colectivos educativos, Euskadi, Galicia, el PSOE.... todo el mundo. Y encima ni en el PP ni en el Gobierno ha recibido un apoyo explícito.

No se puede ser más torpe. Debo decir que José Ignacio Wert me parecía un tipo más que admirable. Le seguía atentamente cuando dirigía Demoscopia, la empresa que realizaba encuestas y sondeos, entre otros, para la cadena SER durante muchos años. ¡Qué bueno era explicando cómo evolucionaba la sociedad española!. ¡Qué bueno!.

Ahora no le reconozco. En nada. Desde que empezó a tomar decisiones, y, sobretodo, cuando empezó a abrir la boca. Hagamos memoria. El ministro que quiere españolizar a los alumnos catalanes es el que subió las tasas universitarias y cuando le protestaron dijo que en España lo que hay que hacer es quitarse de algunos gastos superficiales para invertir en la preparación de nuestros hijos. ¡Claro, No lo hemos hecho nadie ni nunca hasta ahora!

No me puedo creer que el PP, Mariano Rajoy y sus ministros no se hayan dado cuenta todavía de que en Catalunya les ha salido un problema. Y que a la situación actual se llega por el bordería con la que se ha tratado muchas veces a Catalunya. Y no hablo sólo en términos económicos. Creo que el cabreo catalán está tan motivado por las formas como por el fondo.

Y a Wert le pierden las formas. Tal como está la cuestión, estaremos de acuerdo en que, por muchas ganas que tenga de aplastar a los catalanes, como miembro del Gobierno conviene otro tono, otro tipo de respuesta. Es que no le interesa al PP ni siquiera políticamente, porque cada vez que Wert abra la boca, el porcentaje del "SÍ" a la independencia subirá.

Por cierto, para que Wert no lo olvide. El dato lo dicta la Ley de Educación: El 55 por ciento del contenido académico en España lo marca el Ministerio; el resto, las autonomías. Por tanto, podrá españolizar un 55%.