Esta semana le vuelvo a hablar del President. 16 meses en el cargo ya dan para mucho. La idea me la da Gabriel Cañellas, que esta semana ha vuelto a pronunciarse, y cuando habla sube el pan popular en todos los hornos menos en el del president Bauzá.
Esta semana he oído decir a algún entrenador de fútbol de Primera División (que, por cierto, entrenó hace años al Mallorca) que lo más difícil, lo más complicado, lo que genera más estrés a un entrenador, es hacerse con el vestuario, que todos te sigan. Ya hemos visto muchas veces que si un vestuario no está con su entrenador, el técnico "está muerto".
Pues bien, hoy toca hablar de la diferencia entre PODER y AUTORIDAD. Cañellas ha hablado, y lo ha hecho para dar un aviso de los peligros electorales que se ciernen sobre Bauzá y los suyos si siguen sin darse cuenta de que están abandonando ese espacio de centro regionalista al que ahora pretenden incrustarse otros y en el que tan a gusto se movía su partido. Es curioso. 17 años después, habla Cañellas (él, que está a "sus cosas"), y casi todo el PP balear se pone firme. Es más, en privado la mayoría le dan la razón. Eso es autoridad moral sobre los suyos.
¿Usted cree que dentro de 18 años (o diez, o seis), si Bauzá lanza un aviso sobre el rumbo de su partido, todo el partido se pondrá firme? Pues no. Bauzá impone el poder, no parece que tenga autoridad sobre los suyos.
Y es que la autoridad se gana cuando uno cuida a su gente, la escucha, le resuelve problemas, y siempre está ahí. El poder también tiene su erótica, por su puesto. Pero los que te siguen lo hacen con otras motivaciones. Pero cuando se acaba el poder, no queda autoridad alguna.
La semana pasada, reclamábamos algo más de corazón en la gestión de Bauzá, algo más de humanidad y sensibilidad. Esta reflexión de hoy viene a abundar en lo mismo.
Y si usted, leyendo esto, se ha planteado: ¿Y Matas, qué tenía? ¿Poder o autoridad? Queda para la próxima semana.