Esta semana nuestro destino era Santa Ponsa, una visita a un apartamento cerca del Club Náutico al que se estaba trasladando la familia Soto. Cuando aparcábamos pudimos observar su furgoneta todavía llena de aparejos por descargar. Hugo salió a la calle a recibirnos y nos condujo por el laberinto de la zona residencial, hasta llegar a su nueva casa. Entramos en el salón y de allí pasamos a la terraza…
El diseño de esta mesa y las sillas es mío, me falta ponerle un cristal en la parte superior y todavía me falta darle unos retoques. – Comentó Hugo.
Pues alrededor de esa mesa sin acabar, comenzábamos la entrevista con olor a madera barnizada y con unas nubes que interrumpían de vez en cuando el bienestar que nos proporcionaba el solecito de aquella mañana, y vaya, como bajaba la temperatura…
Hugo Alberto Soto Fraga nació en Artigas – Uruguay el 16 de noviembre de 1965, ese mismo año, nacían; Diane Lane actriz, J.K. Rowling creadora de la saga Harry Potter y surgían los grupos musicales, The Doors, Pink Floyd y Scorpions, fallecían; Winston Churchill, Stan Laurel, Malcolm X y Nat King Cole, se publicaba Help de The Beatles y se proclamaba Campeón de la Vuelta ciclista a Uruguay, el corredor del equipo Olimpia; Juan José Timón, en el torneo de fútbol de primera división quedaría campeón el Club Atlético Peñarol, Mario Benedetti publicaba “Gracias por el fuego”, la población censada de aquel año era de 2.694.537 habitantes. Ahora es casi de 3.500.000.
Hijo de Félix, dibujante técnico y de Aramita Profesora de francés, naturales los dos de Artigas. Tuvieron cuatro hijos y a los cuatro les pusieron nombres coincidentes con las iniciales H y A; Heber Alfredo, Hugo Alberto, Héctor Ariel y Humberto Abel.
Si le pregunto por su infancia ¿Qué le pasa por la cabeza?
Un tiempo agradable, lleno de felicidad, corriendo libre por el campo, por terrenos baldíos, dónde improvisábamos canchas para jugar al fútbol. Jugábamos al trompo (peonza), a las bolitas (canicas). Mis padres poseían una finca a cuatro kilómetros de la ciudad y ahí tenían a unos posaderos que cada mañana ordeñaban las vacas y uno de mis hermanos o yo, íbamos a recogerla fresca cada día, para el desayuno familiar. Nunca olvidaré aquel sabor y aquellos aromas.
Artigas es la ciudad capital más distante de Montevideo, fue fundada en 1852 como San Eugenio de Cuareim. En 1915 le cambian el nombre por el de Artigas en homenaje a José Gervasio Artigas, destacada figura uruguaya. Hay indicios que señalan que allí habitó el Hombre del Catalanense, una cultura prehistórica que existió mucho antes que los charrúas. El yacimiento arqueológico humano más antiguo del país.
¿Qué tal se le daba estudiar?
Considero que por mis notas fui un estudiante notable, aplicado en dibujo, en matemáticas, y en educación física, sobre todo en atletismo. De mayor en ciencias y en arte.
En ese momento entró su nieta Ahynara, concentrada en el móvil, se sentó en el sofá junto a su abuelo. Nos saludó tímidamente y continuamos…
¿Cómo era Hugo en la edad adolescente?
Me gustaba que llegasen los fines de semana. Nos reuníamos los amigos y nos íbamos a bailar al Club Social Deportivo Artigas que está situado en el Puente de la Concordia en la frontera que une Uruguay con Brasil. Era y sigue siendo un lugar de encuentro, para practicar el ocio, hacíamos barbacoas, jugábamos al fútbol, pasábamos el tiempo alegremente.
El Puente Internacional de la Concordia, está situado sobre el Rio Cuareim y está considerado como el puente con curva más largo de América del Sur. Fue construido entre 1967 y 1968 y une la ciudad uruguaya de Artigas y la brasileña Quaraí.
Precisamente en los carnavales que se celebran sobre este puente, existe la costumbre de pintar sobre las ropas que uno viste y eso me motivó. Yo intervine sobre un mameluco (un mono de trabajo) y me gustó como había quedado. Poco después, animado por el resultado final del diseño, comencé a preparar la que sería mi primera exposición.
Aunque recuerdo que con dieciséis años lo primero que pinté fue una copia del autorretrato de Pablo Picasso. No sé porqué, pero fue un ejercicio muy interesante.
Poco después se inicia en los estudios de arquitectura.
Empecé a estudiar Arquitectura en la Universidad de Montevideo y obligatoriamente tuve que añadir otra materia, decidiéndome por Historia del Arte. Lo hacía por libre y un profesor de la universidad me aconsejó que me buscase a un particular. Así lo hice, con la suerte de encontrar a Berto Belzarana del que aprendí mucho. Me puso en contacto con un pintor uruguayo que había residido un tiempo en España; Edgardo Ribeiro. Vivía seis meses en Punta del Este y seis meses en España. Hacia coincidir los seis meses de verano de cada lugar.
Siempre agradeceré su ayuda desde el principio. Tan pronto vio mis trabajos, me acogió y se ofreció a darme clases gratuitamente, además de conseguirme una beca. Me resultaba cómodo al acabar las clases de la facultad, solo tenía que desplazarme unos quinientos metros hasta el Barrio de las Delicias, en el municipio de Maldonado. En una de sus observaciones me dijo; en Uruguay hay muchos arquitectos, pero buenos artistas, no tantos. A los 21 años, seguí su consejo y dejé la arquitectura. Nunca me arrepentí.
En esa época ya conocía a Sandra, con quien se casa y del matrimonio nacerían; Natia, Sofía y Federico.
¿Cómo sale adelante la familia?
Teníamos una tienda de enmarcación en Artigas y al mismo tiempo yo me dedicaba a pintar. La cosa fue bien hasta el año 2000, en el que emigramos a Colonia del Sacramento de Uruguay. Me llevé la maquinaria porque allí donde nos dirigíamos, montaríamos otra vez la tienda. Alquilamos una casa y en la planta baja teníamos el comercio, taller y arriba la vivienda.
Estuvimos muy a gusto, tenemos bellos recuerdos, conocimos a gente con la que seguimos manteniendo el contacto y mis hijos también. Mi mujer trabajaba en la hostelería, yo atendía la tienda hasta 2005. En ese periodo hice bastantes exposiciones, en el Bastión, en Hoteles, en el Consulado, en centros culturales, anatomía de animales, figuras paisajes rurales, de campo, caballos, marinas.
El casco antiguo de la ciudad tiene un barrio histórico que fue declarado Patrimonio de la Mundial de la Humanidad en 1995 por la Unesco. La Calle de Los Suspiros es un claro reflejo de los estilos coloniales, portugueses y españoles de la Colonia del Sacramento.
Usted soñó y pensó en muchas ocasiones que quería ir a España
Infinidad de veces, soñé despierto y dormido con ir a España y precisamente Edgardo tenía un hermano; Alceu Ribeiro que vivía en Mallorca y recuerdo la coincidencia que supuso para mí, aterrizar en el Aeropuerto de Son Sant Joan, aquel 24 de junio de 2003, día de San Juan. Con la recomendación de Edgardo conocí a Alceu, quien me trató generosamente y nos hicimos amigos.
Venía por tres meses y se quedó por espacio de un año, hasta que conseguió traer a la familia.
La familia se desplazó, pero no se acostumbraron y regresaron a Uruguay. Yo me quedé hasta que después de un año, vuelven de nuevo a la isla y esta vez para quedarse a mi lado. Tanto mi mujer como yo encontramos trabajo en la hostelería, todos nos integramos y mi hija mayor, Natia, conoció al que ahora es su marido. Se casaron y tuvieron a Facundo y a Ahynara. He podido tener un trabajo fijo y seguir pintando.
La mayoría de sus exposiciones se han llevado a cabo a lo largo de diferentes ciudades de Uruguay y Brasil, pero también se introdujo en Miami, en Suiza y en España.
Una de mis mayores satisfacciones es la de tener en el Hotel Petit de Cala Fornells, propiedad de Guillermo Peña, una pinacoteca variada en las habitaciones, salas, recepción y en otros espacios. Me siento orgulloso de esas piezas.
¿En qué disciplina plástica se siente más cómodo?
Uno de los detalles importantes en mi vida, ocurrió la primera vez que me fijé en la luz del amanecer en Mallorca, me pareció algo sublime para un pintor que practica la figuración y el impresionismo. Me abstraen los reflejos en el agua, me recreo con las perspectivas, en la importancia de equilibrar las obras. También me encanta pintar en abstracto, jugar con los colores, inventar gestos.
Su pincel se deslizaba sobre la brisa, mientras el sonido de las olas se filtraba en la arena y salaba aquellas piedras que rodaban, ahora adentro, ahora afuera del agua.
El hombre se dejó llevar, emocionado por la situación que acababa de experimentar. Una fina luz como la tela de una araña lo había envuelto con un velo transparente, con destellos azulados, anaranjados y púrpuras. Sobre el lienzo apareció un resplandor. Él, se miró en el espejo y percibió que algo mágico acababa de suceder.
Aficiones, gustos, placeres… ¿Le queda tiempo para otras cosas?
Soy aficionado a la fotografía, a los deportes de montaña y de mar, la bicicleta de montaña, el deporte al aire libre. Algunos días voy en kayak y en piragua. Aprovecho cuando salgo al mar para hacer fotografías y en cierta ocasión me había parado en las Islas Malgrats y estaba pulsando el clic de la cámara, cuando situado en una determinada posición, me fijé en un perfil que casualmente era el mismo contorno que el de mi país, Uruguay, todavía recuerdo la emoción de aquel momento y se me pone el vello de punta. Hice montones de fotografías, las subí a las redes y tuvo una enorme repercusión, las mandé a todo el mundo.
Escoja un libro: Juan de Mairena de Antonio Machado
Alguna obra de arte; El Guernica de Picasso y obras de Sorolla
Algo de música: la ópera; La flauta mágica de Mozart
Algo de gastronomía: de Mallorca, la coca de trempó y el frito y de Uruguay, el asado.
¿Qué artistas son favoritos o influyentes?
Sorolla el que más y Picasso, Goya, Velázquez, Kandinsky, Cézanne, Renoir.
Habíamos llegado al final del trayecto. Francisca había captado imágenes desde distintos ángulos, yo me quedaba con los variados apuntes sobre tantos aspectos biográficos. El mar estaba en calma, mientras una embarcación moderaba su velocidad en la entrada del puerto. Decíamos adiós a Hugo Soto y a Santa Ponsa.
Textos: Xisco Barceló
Fotografías: Francisca R Sampol
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