Golpe muy duro en el último momento. No es que haya sido el partido más bonito de su historia pero el Mallorca había casi firmado un 1-0 que aliviaba la ansiedad hasta que en el minuto 90, ha llegado el empate. Y el fantasma del descenso sigue presente.
Los de Gálvez han arrancado con fuerza aunque los catalanes han apretado y el juego se ha concentrado en el centro del campo, con más improvisación y menos garra. Hasta el minuto 27, en el que Aveldaño ha marcado tras rematar de cabeza un centro lateral. Los bermellones se han ido al descanso con hambre de firmar el segundo para finiquitar el encuentro, pero no ha sido así.
En la segunda parte, el equipo ha demostrado una vez más la necesidad que tiene el equipo de dinamita en la delantera. El Girona ha apretado y los locales no han sabido tirar de ese "oficio" del que hablaba Gálvez.
El palo llegaba en la recta final, y después de algunas oportunidades de gol. Kiko Olivas empataba en el minuto 90 y la grada enfurecía. Un solo punto cuando pintaban tres. Más de lo mismo.