La feria de turismo Fitur concentrará la atención informativa esta próxima semana. El encuentro anual constituye el principal termómetro del estado del turismo en España y suele ir acompañado de importantes análisis y valoraciones sobre la evolución del sector para la próxima temporada. La de este año será una feria marcada por el cambio de ciclo y un nuevo escenario competitivo que puede dejar huella en la principal industria del país.
En una de estas valoraciones previas, la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur) expresaba estos días su preocupación por la insuficiente atención que las instituciones públicas, y en especial la administración central, dedican a la principal industria del país. Zoreda reclamó "maxima prioridad" en los presupuestos generales para 2019 y puso deberes a la secretaria de Estado, Bel Oliver.
El sector reclama recursos para afrontar la competencia que suponen otros destinos y para atraer turistas que dejen en caja un mayor volumen de ingresos, aunque el número de visitantes pueda disminuir. Las fórmulas para conseguirlo no son complejas; pasan por minimizar las cargas impositivas -como la ecotasa que se cobra en Baleares- y destinar mayores inversiones a mejorar las infraestructuras y las zonas turísticas más consolidadas.
En juego está la evolución de la principal industria del país, con un peso del 11,8 por ciento en la economía del país. En cifras, la actividad turística movió en España 142.000 millones de euros y generó 50.000 nuevos puestos de trabajo. Son números que el pasado año siguieron creciendo, aunque es cierto que para el 2019 se prevé un crecimiento menor de la actividad. Que el cambio de ciclo y el panorama general no acaben afectando de forma radical al sector está en buena parte en manos de quienes están al frente de las administraciones y en lo acertado de sus decisiones. Para ello, tener en cuenta el criterio de quienes mejor conocen el sector no parece ser un consejo muy descabellado; más bien lo contrario.