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La presidenta del Govern, Marga Prohens, en la sesión parlamentaria del martes.
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La presidenta del Govern, Marga Prohens, en la sesión parlamentaria del martes. (Foto: J. Fernández Ortega)

Máxima crispación de la oposición a los 70 días del PP en el Govern

Por Joan Miquel Perpinyà
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jmperpinyamallorcadiariocom/10/10/25
jueves 14 de septiembre de 2023, 05:00h

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La primera sesión de control al Govern en el Parlament reveló los temas principales de la oposición: corrupción, defensa del catalán, vivienda y saturación turística. El PP se enfrenta a críticas por el cierre de la Oficina Anticorrupción y la supresión del requisito del catalán en la sanidad pública. Además, la consellera de Vivienda, Marta Vidal, es objeto de acusaciones relacionadas con la compraventa de pisos. La izquierda también critica la saturación turística, aunque ha gobernado en Baleares durante los últimos ocho años.

Este martes se celebró en el Parlament la primera sesión de control al Govern. Esto significa que la legislatura recién acaba de comenzar, pero la tensión política y la crispación es altísima, como si llevásemos tres años de gobierno del PP y faltase poco para volver a las urnas. Pero no, tan solo llevamos 70 días gobernados por los ‘populares’, con el apoyo externo de los ocho diputados de Vox.

Se diría que la política nacional, con el Gobierno de España en funciones y sin que se haya despejado del todo la incógnita de si habrá gobierno o si habrá repetición electoral, mantiene la incertidumbre y con ella, la tensión política en Baleares, incapaz en esta coyuntura de acomodarse a la situación estrictamente autonómica.

Por de pronto, los días 26 y 27 de este mes se celebrará en el Congreso de los Diputados el debate de investidura del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo. Si, como todo parece indicar, no logra los votos necesarios para ser investido presidente del Gobierno, el Rey Felipe VI iniciará una nueva ronda de contactos donde previsiblemente propondrá al candidato socialista, Pedro Sánchez, para un nuevo debate de investidura. Pero ya veremos si el presidente del Gobierno en funciones sí logra los apoyos requeridos, porque ahora mismo todo está en el aire. El precio que ha puesto el líder de JuntsxCAT, Carles Puigdemont es altísimo, de entrada una amnistía de dudoso encaje constitucional, que le permita regresas victorioso a Catalunya y presentarse el año próximo a las elecciones catalanas.

Nadie puede descartar una repetición electoral. Eso explica que la tensión política en el Parlament sea máxima y con ella, la crispación. Los partidos de la oposición siguen movilizados como si estuviéramos en un periodo preelectoral. Será porque lo estamos y nadie renuncia a lo que haga falta para tensionar al máximo el día a día político, incluyendo a IB3, cuyo director general, Andreu Manresa, se resiste a dimitir, al menos hasta que haya Gobierno en Madrid. Agarrado al cargo y siguiendo directrices superiores, no se muestra dispuesto a que el ente público refleje la realidad social y política surgida tras las elecciones del 28M.

PARLAMENT

En este clima sofocante de olla hirviendo, la oposición puso las cartas boca arriba y dejó claros cuáles serán sus caballos de batalla: la corrupción (sí, esa vieja conocida), la defensa del catalán, la vivienda y la saturación turística.

Los consellers a batir son, por este orden, Marta Vidal, Toni Costa, Toni Vera y Antonia Estarellas. La presidenta Marga Prohens es caso aparte, como expresivamente tuiteó la diputada socialista de Ibiza, Pilar Costa.

CORRUPCIÓN

Costa fue la encargada de preguntar por el futuro de la Oficina Anticorrupción de las Islas Baleares, rebautizada por el vicepresidente del Govern, Antoni Costa, de “oficina socialista antioposición”. Acusó al PP de querer cerrar esta oficina “en función de sus intereses partidistas”. Nadie mejor en todo el Grupo Parlamentario Socialista para hablar de corrupción que la diputada ibicenca, que tiene a dos exalcaldes ibicencos en la pasada legislatura, Rafa Ruiz, de Eivissa, y Ángel Luis Guerrero, de Sant Josep de sa Talaia, imputados por corrupción; además de su propio hermano, el exconseller socialista Josep Costa.

CATALÁN

El catalán también será un tema clave con el que la oposición de izquierdas, en especial los ecosoberanistas de Més, tratarán de desgastar al Govern y de movilizar a su propio electorado, en un asunto muy sensible que despierta pasiones. El menorquín Josep Castells y el mallorquín Lluís Apesteguia, muy críticos con la supresión del requisito del catalán en la sanidad pública contemplado en el decreto ley aprobado por el Govern el 28 de agosto –y pendiente de convalidación por el Parlament–, no consiguieron, por más que lo intentaron con beligerancia, que Prohens dijese qué piensa hacer con el resto de funcionarios públicos.

La presidenta se enrocó en su compromiso de garantizar “los derechos lingüísticos de todo el mundo”, expresión suficientemente ambigua como para no molestar a sus socios de Vox. Pero la de Campos no perdió oportunidad de denunciar las contradicciones del Govern del Pacte (PSOE, Podemos y Més per Mallorca), pues fue la Conselleria de Salut de Patricia Gómez quien eximió del requisito del catalán a 1.520 profesionales sanitarios en el proceso de estabilización de diciembre de 2022.

Además, rebatió el argumento de la izquierda de que el requisito del catalán no influye en la cobertura de plazas sanitarias, con un informe del IBSalut de octubre de 2021, siendo director el socialista Manuel Palomino, donde se pone negro sobre blanco que el requisito lingüístico “dificulta aún más captar profesionales cualificados y consolidar el empleo fijo”. Y remata: “es especialmente relevante eximir de los requisitos de conocimientos de catalán debido a la insuficiencia de profesionales descrita”. Más claro, imposible.

VIVIENDA

En este asunto capital, donde la izquierda teme que el PP revierta la catastrófica y dramática situación que se vive en toda Baleares, y aún más en las Pitiusas, el PSOE no ahorra ataques a la consellera Marta Vidal, número uno del ranking de piezas de caza que codician los socialistas. Básicamente porque tiene en sus manos poner en evidencia la gestión de la izquierda en tan delicado asunto. Sus insinuaciones de que la consellera de Vivienda, Territorio y Movilidad habría prevaricado al adoptar la decisión de revertir la compraventa de 88 pisos en la barriada de Nou Llevant para beneficiar al fondo AEW, chocaron con la indignación de la consellera, que advirtió al portavoz adjunto del PSOE, Marc Pons, de presentar una querella contra él en los tribunales.

Marta Vidal sufre una auténtica cacería desde el primer día de su nombramiento. El PSOE insiste en vincularla a sectores especulativos y de fondos de inversión o fondos buitre, con el objetivo de desacreditarla, aunque poco a poco las acusaciones han comenzado a pisar peligrosamente la línea de la difamación y la calumnia, algo que no ampara la inmunidad parlamentaria.

Este martes, Vidal negó ninguna responsabilidad en la polémica por una plaza de aparcamiento supuestamente reservada a su vehículo particular, colocando conos, una cadena y el número de su matrícula, insinuando que habría sido cosa de los socialistas. Y sólo llevamos 70 días de Govern del PP.

SATURACIÓN TURÍSTICA

La izquierda se apropia de la sensación de saturación turística para desgastar al Govern, pero pretender que se olvide que ellos han gobernado esta Comunidad Autónoma los últimos ocho años es absurda. En las dos legislaturas que Francina Armengol ha sido presidenta del Govern, se han ampliado en 115.000 las plazas turísticas en Baleares. Esto es el 25 por ciento del total de plazas turísticas del archipiélago. Y son muchas las entidades ecologistas que censuran el ritmo de construcción en suelo rústico que no se ha reducido en estos últimos ocho años. La izquierda no puede hacer ver que no tiene ninguna responsabilidad en la situación actual porque pasaban por allí. No cuela.

En resumen, estamos ante un Govern determinado a cumplir su programa de gobierno y el pacto suscrito entre PP y Vox. Tienen el respaldo parlamentario necesario. Y son medidas más que anunciadas e incluso esperadas como agua de mayo por sus electores.

La sobreactuación de la oposición de izquierdas es más que previsible; no así su empecinamiento en mantener a toda costa una crispación y una tensión excesiva que no vaticina nada bueno.

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