Francisco y Mari Carmen se han casado. Los dos suman más de 130 años. Es decir, que son de la tercera edad. Qué bonito y que esperanzador es el hecho. Los amigos les hemos deseado mucho cariño, mucho respeto y mucho amor. Lo de la salud y el dinero es solo una canción. Salud, tienen, pero se va acabando.
El cuerpo no perdona y los achaques les llevarán a ser más dependientes cada día, el uno del otro. Pero la ilusión, el cariño, la esperanza es más fuerte que la propia naturaleza. El respeto, para ellos, es una cuestión de educación, Se respetan porque se conocen. Se respetan porque entienden los vicios y neuras de ambos. Ya no cambiarán. Pero sabrán vivir juntos y, cuando se pueda, revueltos.
Los amigos llevamos unos meses comentando esta boda y buscando referencias para aprender de ellos. La vida da muchas vueltas. Y nunca sabes lo que a ti te va a tocar. Se casan para estar juntos. Hoy, los mayores no lo hacen para no perder las pagas que reciben. Pero como ellos no tienen pagas que puedan perder, se casan.
El dinero sigue siendo el principal pegamento para las personas. Pero ni ella ni él son ricos. Se unen para hacer realidad el dicho de contigo, pan y cebolla. Por cierto, por si no lo saben, se dice porque antes del siglo XV, se comía pan y cebollas, No existían las patatas. Y las cebollas crecían en el campo y se comían a bocados. Es decir, comida de los pobres. Salud, dinero y amor. Amor, sí. Mucho. Ellos no son consecuentes de la imagen que trasladan a sus allegados. Ella, está en chochada por él. Y eso que él, es un hueso. Educado en el machismo, sigue pensando que solo él piensa, y que se debe hacer, lo que él dice. Pues va muy equivocado.
Todavía no se ha dado cuenta de que, en casa, manda la mujer. Y si aceptamos el chiste, que el hombre es el que dice la última palabra, en ese caso la última palabra será: si cariño. La reflexión de hoy es que nunca es tarde si la dicha es buena. Llegar a viejo, no es un problema. Es una oportunidad. Sobre todo si la vida no te ha dejado disfrutar de la unión con otra persona. O, como les pasa a ellos, sus anteriores matrimonios fueron un desastre.
La vida es muy dura. Y nadie tiene la culpa por no saber vivir en pareja. Nacemos, crecemos, se nos despierta el sexo y solo se pensaba en casarse, para poder disfrutar del sexo. Lugo llega la realidad de la vida. Todo termina y, como no suele haber amor verdadero, llega el divorcio.
La soledad es muy mala compañera. Las personas estamos educadas para vivir en pareja. Pero, de cada día, más, son miles las personas de los países desarrollados que optan por vivir sus últimos años en soledad. Decía la canción, porque para estar conmigo, me bastan mis pensamientos. A los novios: Enhorabona i per Molts d’Anys.