Gabriel Masfurroll (Barcelona, 1953) es uno de los empresarios sanitarios más importante y exitoso de España, pero si su nombre le suena quizá sea porque fue también vicepresidente del Futbol Club Barcelona. Está enamorado de Menorca desde que en el colegio, una profesora suya, que era de Ciutadella, les llevó a dar la vuelta a la isla. Ha sido el invitado de lujo en la clausura del IV Congreso de enfermedades raras.
Señor Masfurroll, supongo que estará usted contento por la invitación de participar en este congreso.
Si, en primer lugar es porque se trata de un tema muy especial para mi por motivos personales, y en segundo lugar encantado porque Menorca es una isla fantástica, que conozco desde hace tiempo. La verdad es que me siento muy honorado por la invitación.
En un sistema sanitario cada vez más colapsado y donde los tiempos de visita son cada vez más reducidos detectar enfermedades raras debe ser muy difícil.
Por supuesto, pero diagnosticar estas enfermedades a veces no es nada fácil, porque hay que tener médicos expertos, hay que tener la tecnología adecuada y eso no puede estar en todo el mundo, no todos pueden tener de todo. También es importante tener buenos protocolos para dirigir correctamente a los enfermos. Ir de médico en médico, con tratamientos que a veces no son los más adecuados puede llegar a ser desesperante.
¿Cree que estamos concienciados con las enfermedades raras?
Sin duda la falta de visibilidad de las enfermedades extrañas es un grave problema, por eso es importante encontrar marcos como éste donde poder tratar la problemática de este tipo de enfermedades. Sin duda es importante apoyar estas causas, para darles la mayor visibilidad posible. Uno de los problemas que tenemos en este mundo en el que vivimos es que cada vez somos más y cada vez van saliendo nuevas enfermedades extrañas, que no es que no existieran antes sino que no se habían diagnosticado, no se habían identificado aún. Las demandas sociales son cada vez más altas y conseguir notoriedad cada vez es más difícil.
Por esos es importante que personas de cierta relevancia pública se comprometan con este tipo de enfermedades. Creo además que a usted el tema le tocó de cerca.
Bueno, mi pasión filantrópica es muy normal, creo que es lo que haría todo el mundo en mi lugar. A mujer y yo estamos involucrados en esto por una cuestión personal.
Supongo que se refiere a su fundación, la Fundación Alex.
Si, nosotros tuvimos un hijo, Alex, que nació con síndrome de Down, y que murió tres años después y eso nos hizo descubrir un mundo completamente nuevo y, hasta ese momento, extraño para nosotros. Ahora esto se ha convertido en lo cotidiano y, a pesar de que Alex murió a los tres años, desde entonces nosotros seguimos haciendo todo lo que podemos por ayudar a las personas que puedas estar en su misma situación, a los “otros” Alex.
¿De qué manera les ayuda su fundación?
Sobretodo colaboramos en la lucha por la integración de las personas con capacidades diferentes y la infancia desprotegida en España y sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de que contribuyan a facilitar esta integración, tratando de utiliza en lo posible, el deporte como herramienta de integración.
¿Participa en más fundaciones?
Madre mía! (Risas) Estoy en otras ocho o nueve fundaciones diferentes, la mayoría tienen que ver con el mundo de las discapacidades, he buscado fórmulas de interacción y cooperación. Pero también participo de fundaciones educativas de carácter universitario, por ejemplo soy presidente del Consell Social de la Universitat Autónoma de Barcelona.
Siendo su relación con Menorca tan estrecha, entiendo que estará al corriente de la polémica por las obras de la carretera general. ¿Cree que es difícil encontrar el punto de equilibrio entre progreso y territorio?
Es muy, muy difícil. Menorca es una illa que se diferencia del resto de las Baleares sobretodo per haber preservado su virginidad en el territorio, pero a la vez entiendo que la isla debe prosperar y que necesita generar riqueza. Yo no digo que se tengan que hacer desastres ecológicos como los hechos en otras partes, pero Menorca de debe modernizar, y debe buscar nuevas fórmulas para crecer. Lo que yo tengo muy claro es que esto es una decisión de los menorquines.
¿Por cierto, de dónde viene su relación con la isla?
Desde que era muy pequeñito. En la escuela tenía una profesora, muy querida, de Ciutadella, Pilar Benejam. Ella nos llevó una vez en fin de curso a dar la vuelta a la isla. Desde entonces estoy enamorado de ella, y hasta ahora.