Mascarilla e interiores: es la hora del sentido común

España dice adiós a la mascarilla en interiores. Después de casi dos años de imposición de cubrebocas, desde hoy sólo será obligatorio llevarla en hospitales, centros de salud, residencias de ancianos y transporte público.

En el trabajo, serán las propias empresas las que decidan si los empleados deben seguir portándola y lo harán en base al criterio del departamento de riesgos laborales. Todo dependerá del espacio, la densidad humana, la ventilación o la propia actividad que desarrolle la empresa (no es lo mismo una oficina en la que la interacción entre personas es fugaz que otra en la que un equipo permanece en contacto durante horas).

De este modo, el país entra en una fase definitiva de la pandemia en la que, más que nunca, debe imperar el sentido común y la responsabilidad individual para actuar con precisión en cada momento y en función de las circunstancias.

Todos, después de dos años de calvario vírico y seis olas, tenemos conocimientos más que de sobra acerca del coronavirus y su comportamiento. Sabemos cuáles son los síntomas, los periodos de incubación y contagiosidad, la importancia del autoaislamiento y, por supuesto, tenemos a nuestro alcance la gran baza contra los casos graves: la vacuna.

A estas alturas resultaría infantil y contraproducente querer imponer el sentido común a base de leyes o normas. Si uno accede a una habitación cerrada y con multitud de personas, debe asumir el uso de la FFP2 como algo natural y no como una imposición.

Porque de esto va la ‘nueva normalidad’, en la que ya no se monitorizan incidencias ni se cuentan todos los contagios, sin diferenciar los asintomáticos de los enfermos críticos. Ahora, todos los esfuerzos se concentran en los cuadros graves y aquellos que potencialmente pueden llegar a desarrollarlos (mayores de 60 años y personas inmunodeprimidas).

Al resto le toca convivir con el virus, como ya se hace con el resto de afecciones respiratorias, y en esta labor no hay mejor escudo que una buena mascarilla a tiempo.