Más libre

Desde hace unos días debo decirles que me siento más libre. Soy habitual usuario del taxi y al fin tengo una alternativa de transporte con chófer.

Mi última experiencia con el servicio de taxi fue nefasta, tardó nueve minutos el servicio de radio taxi en contestarme al teléfono, incumpliendo una de las leyes que ha aprobado el premier Sánchez en su último año de mandato.

Los taxis son un poder fáctico frente al que históricamente se han plegado todos los partidos políticos, no sé donde tienen la fuerza para que los políticos se hayan plegado siempre a su voluntad. Nos dicen que la competencia será más cara pero yo les digo que el servicio de más calidad y podremos elegir. Ningún coche de uber será un dacia, coche que han retirado por la poca calidad del vehículo, el conductor irá correctamente vestido y el coche tendrá un olor que no sea molesto.

Al ser habitual del taxi me las he encontrado de todos los colores y olores. Desde el conductor que no había pasado por la ducha desde hacía demasiado tiempo al que cuando no iba cargado fumaba dentro del vehículo por no hablar de alguno que no conocía ninguno de los dos idiomas oficiales de este pequeño país. No me lo han contado, lo he vivido.

El primer error, con la excusa de un mejor precio de venta posterior, fue autorizar el cambio de color, pasar del beige y negro al blanco, Palma perdió una seña de identidad. El siguiente fue la autorización de vehículos de pésima calidad que si ibas un poco rápido por la autopista y te empotrabas salías muy mal parado y el tercero, especialmente la señora Armengol, ha sido dificultar la competencia.

Miren, yo soy abogado desde hace más de treinta años, en el edificio donde tengo el despacho nadie discute que pueda haber otro despacho de abogados, de hecho los hay, y tengo que o bien comprar o bien alquilar un despacho para trabajar; pero saben una cosa, lo mismo le pasa al arquitecto y al economista, y al empresario de la construcción y a cualquier persona que trabaje en beneficio propio.

Cualquier individuo que necesite una oficina para trabajar la tiene que alquilar o comprar y no nos vamos quejando de que nos hemos tenido que empeñarnos para toda la vida para comprar o alquilar una oficina. El taxi es su oficina.

Lo que tienen que hacer el gremio del taxi es mejorar el servicio para ser competencia de la empresa nueva y espabilar como hacemos los profesionales, ya verán como a la larga habrá taxistas que ganarán mucho más dinero que antes pues la competencia es necesaria y nos espabila aunque siempre habrá taxistas que seguirán en el furgón de cola quejándose de su situación, lamiéndose las heridas. Lo que deberían pensar es que deben hacer para mejorar el servicio.

Los taxistas, pese a ser un servicio público, jamás han mirado por nosotros el público, el ciudadano. Si hay cruceros todos están en el puerto y si es verano están esperando la carrera del día en el aeropuerto, llegando a negarse a llevar a algún pasajero que iba al Coll de Rebassa o Cala Gamba, podría identificar al afectado y el número de taxi.

Siempre han mirado para ellos con una postura absolutamente egoísta desapareciendo de las calles si llueve para no tener un golpe. Eso sí, si se pone en cuestión sus derechos se levantan en armas y no tienen ningún empacho en amenazar, alguno de ellos con la aquiescencia de los demás, al político de turno y secuestrarnos a nosotros los ciudadanos. Resulta inexplicable que en la España del siglo XXI aún existan este tipo de monopolios.

Cambiando radicalmente de tema aprovecho la oportunidad para despedirme del Almirante Hila, al que espero, a pesar de lo crítico que he sido con su gestión no lo he sido, o no he querido serlo, con la persona. Le deseo el mayor de los éxitos en aquello a que se vaya a dedicar y le daré un último consejo que seguro sabe, al mar no hay que tenerle miedo sino respetarlo, buena proa. Lo dicho lo hago extensivo a cualquier personaje público que haya podido mencionar en las columnas de estos cuatro años. Lamentable existe gente que no ha entendido el resultado de las elecciones y en lugar de irse a casa se quedarán pisando la moqueta y trabajando poco, pero allá ellos y su conciencia.

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