No soy tan prepotente y orgulloso como él, por eso no me considero parte del ejército que ha orquestado esa campaña en su contra que afirma sufrir. No me sorprende lo más mínimo y sospecho quién la dirige entre bambalinas, lo que abunda en mi convicción de que sus pesquisas no vienen en esta dirección. ¡Pobre de mi!. Pero si, como escribí en mi anterior “Cristal”, se pone a tiro de cualquiera que estime al Mallorca o, como debe ser el caso, aspire a ocupar su puesto y a Maheta Molango le conviene no olvidar que quien a hierro mata, a hierro muere y, junto a su fracaso como gestor, acumula demasiados muertos por el camino.
Desde mucho antes que se consumara el descenso advertí punto por punto y con sólidos argumentos el desconocimiento de la materia que atesora el CEO. Lejos de reconocer sus numerosos errores y sin un ápice de humildad insiste en ellos. Y esa, la de la sencillez, es la primera lección que debió aprender antes de persistir en su incansable labor de hundir el club, al equipo y lo que representa.
Día tras día proporciona un nuevo epígrafe que añadir a su lamentable currículum. El último, devolver a James al filial porque el chico, bien asesorado, ha renunciado a renovar a la baja su contrato. No había peor decisión. ¿Qué mensaje cree el suizo que ha recibido el vestuario?. Hace un año ya empezó el campeonato con agresiones verbales y amenazas a los jugadores. Sigue en la misma línea y no hace falta recordar cuál fue el resultado de su incoherencia.
Ni el desarraigo, ni el descenso, ni la evidencia de su fracaso le induce a cambiar su sistema, ni sus modos. No tiene forma, ni entiende nada del fondo, pero lo único que le quedaba por cargarse era la cantera y ya lo está haciendo. Ya se explica la salida de Carlos Sureda y, de paso, alguna cláusula secreta en los acuerdos con Lago Junior y Raíllo. ¿ O no?