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Más anfetas para la economía

Por José A. García Bustos
sábado 09 de marzo de 2019, 03:00h

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Por sus hechos les conoceréis. Este conocido pasaje bíblico desvela el trasfondo de preocupación derivada de la presentación de un paquete de medidas el jueves pasado por parte de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo. Los hechos y medidas adoptadas revelan, más que como son, lo que piensan. Aunque solo digan una parte. Y lo que piensan es que no vienen buenos tiempos.

La comparecencia de Draghi reconoce su incapacidad de revertir el frenazo de la economía europea, complicado por la guerra comercial entre EEUU y China.

Solo puede amortiguarlo temporalmente con lo que algunos han venido a llamar “anfetas” para la economía en referencia a que estas medidas enmascaran la visión del problema y hacen ver lo que no es.

Por eso mismo, Draghi ha decidido prestar dinero barato a los bancos, correa de transmisión del dinero a la economía real, con la condición de que presten el dinero a las familias.

Pero también ha decidido no subir los tipos de interés y esto ha supuesto para los bancos un problema por la pérdida de rentabilidad que les supone. Los diferenciales en los tipos de interés son su principal fuente de negocio, es decir, pagar poco por los ahorros de sus clientes y cobrar mucho por los préstamos que conceden.

Otro problema añadido para la banca es el vencimiento de este dinero que debe devolver al Banco Central Europeo porque se lo prestan a solo dos años. Draghi reconoce la congestión de vencimientos en poco tiempo para la banca derivada de ésta y anteriores convocatorias similares a las que la banca acudió en masa.

Estas medidas vienen a corroborar que la máxima autoridad financiera europea reconoce que el trasfondo de la economía mundial es delicado y no da visos de recuperación. Draghi, que se retira a finales de año, ha decidido pasar a su sucesor la polémica decisión de subir los tipos de interés.

Las anfentaminas, provocan sensación de euforia y aumento de capacidad de control y autoconfianza en quien las consume. El problema se da cuando, como en todo, se hace un abuso de ellas. Entonces es cuando aparecen los efectos secundarios y, también en los estímulos propuestos en los últimos años por el Banco Central Europeo, puede ser que la realidad vaya por un lado y los consumidores por otro y que cuando falten creen síndrome de abstinencia. Pero sobre todo, si no se ha sido precavido en estos últimos años, pueden provocar pérdida del sueño y ansiedad.

Seamos previsores para cuando los estímulos se retiren y salga a flote el trasfondo real de la situación, porque recordemos, estas medidas retrasan pero no eliminan el problema. Al final tendrá lugar lo inevitable.
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