La obsesión del Ayuntamiento de Palma contra las terrazas de bares y restaurantes ha empezado a marcar una peligrosa tendencia. Ahora es el Ayuntamiento de Marratxí el que ha desempolvado una inaplicada ordenanza municipal para empezar a multar a los establecimientos que no cierren sus terrazas antes de las once de la noche o las abran antes de las ocho de la mañana.
Marratxí se suma así a la inercia sancionadora emprendida por Cort imponiendo multas de hasta 6.000 euros a aquellos bares que incumplen los horarios marcados en la ordenanza local. Los responsables municipales de Marratxí se han contagiado de una fobia que ha provocado gran preocupación entre los empresarios del sector quienes -al igual que sus colegas de Palma- se sienten perseguidos por practicar una actividad que nunca ha generado polémicas vecinales.
Muchos de los afectados son bares que suelen abrir antes de las ocho de la mañana para dar desayunos y cafés. Retrasar el uso de sus sillas y mesas en el exterior hasta las ocho -bajo la amenaza de multas tan elevadas- les supone la pérdida de una clientela habitual, además de una notable caída de ingresos. Se quejan de que la normativa no tiene en cuenta hábitos muy consolidados y que nunca han molestado a nadie.
Resulta imposible abstraer la acción de Marratxí de la línea emprendida contra las terrazas por el Ayuntamiento de Palma. Consciente o inconscientemente, Cort ha abierto un camino por el que pueden empezar a transitar otros municipios, como ya lo ha hecho Marratxí. Se trata de una peligrosa decisión que pone en riesgo el desarrollo de una actividad muy arraigada entre los ciudadanos de esta comunidad; además de poner en jaque el futuro de pequeñas empresas que generan actividad económica y puestos de trabajo.