Bye bye, Lilibet
viernes 31 de enero de 2020, 08:46h
47 años después de su ingreso en lo que entonces se conocía popularmente como el Mercado Común, mañana, 1 de febrero de 2020, el Reino Unido de la Gran Bretaña e Iralnda del Norte abandonará la Unión Europea por la puerta trasera y con una sociedad profundamente dividida entre el populismo nostálgico y el europeísmo atónito y, por lo visto, minoritario, salvo en Escocia, donde tarde o temprano puede estallar la reacción a este tremendo disparate.
Boris Johnson, el impresentable neofascista de Nigel Farage y todo el nacionalismo inglés más iletrado logran su pretensión de volver a ser la isla por antonomasia, aunque en realidad mañana los brits pasarán a ser una mera colonia de los Estados Unidos de Trump, que se frota las manos tras haber logrado debilitar el proyecto europeo y amarrado un mercado de 65 millones de personas para sus productos.
El conservadurismo británico traiciona a Sir Winston Churchill y su sueño de una Europa unida. Factor esencial en este resultado ha sido la posición marcadamente favorable al Brexit de Isabel II y su corte de nueras problemáticas. La soberana, desde su visión propia de una anciana de 93 años, cree blindar una institución cimentada en privilegios insostenibles y liturgia de opereta huyendo de la influencia de un continente en el que predominan las repúblicas. Jamás se sintieron cómodos entre nosotros, a menudo han sido la rémora insalvable a la unidad de acción, una piedra en el zapato de la que, por fin, logramos deshacernos. No hay mal que por bien no venga.
A los mallorquines nos interesa que todo ese proceso no constituya el desastre ecnómico que se adivina, porque una crisis no es precisamente el mejor estímulo para viajar en vacaciones. Así que no queda otra que desear suerte y éxitos a los hijos de la Gran Bretaña y saludar a su graciosa majestad. Bye bye, Lilibet.