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Mantener el espíritu mallorquín del santuario de Lluc

miércoles 20 de febrero de 2019, 22:00h

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Después de casi 130 años al frente de la gestión de Lluc, la congregación de los Missioners dels Sagrats Cors argumenta su salida del santuario por "la falta de vocaciones mallorquinas". La decisión ha supuesto un duro golpe a la continuidad de la principal referencia espiritual de Mallorca; al menos, tal y como se ha conocido durante más de un siglo.

La realidad que supone la avanzada edad de los misioneros y la insuficiente capacidad de relevo son argumentos inapelables a los que el Obispado deberá buscar una alternativa sin alterar la esencia del santuario de Lluc y de todo lo que supone. Desde el siglo XIX, Lluc ha sintetizado las referencias religiosas y culturales con las tradiciones y costumbres populares de Mallorca; un lugar de culto que va más allá de su sentido religioso, identificándose con la raíz misma del sentimiento mallorquín. A todo ello ha contribuido de una forma determinante la congregación de los 'coritos' que dejarán Lluc después del verano.

El Obispado tiene ante sí un importante reto. Lluc no debería ver modificado su papel esencial como referencia espiritual de la Isla aunque la congregación de los Missioners abandone el santuario. A los 'coritos' debe sustituirles otro tipo de comunidad que si no puede estar en su totalidad formada por miembros mallorquines, sí debería asumir ese papel de identidad que tan bien representaron los 'coritos' durante más de un siglo. Se trata de que la nueva comunidad o el clero diocesano, si así lo decide el Obispado, sepa heredar el espíritu que impregnó Lluc, mallorquinizando, si hace falta, a todos aquellos que se pongan al frente de la gestión del santuario. Sería una opción acorde con los tiempos y, a la vez, una garantía de permanencia.