"...manque pierda"

Debo confesar que mi corazón se derrite por un equipo de balompié que –independientemente de los banales resultados- vibra con sus simples esencias sociales. Me consta que el bueno del Barón de Coubertin (artífice de la recuperación de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna) no tuvo la suerte de conocer la existencia del Betis; en caso contrario, no hubiera dudado en cambiar la letra de su celebérrima frase “lo importante no es ganar…sino participar” por otra de menos envergadura pero de más calado como “¡Viva er Beti manque pierda!”.

Con catorce puntitos en la Liga y diecisiete partidos perdidos, el Betis mantiene una afición (yo diría un “amor”, más que mera afición) de una dignidad inquebrantable, incontestable, inexorable. Con estos resultados a la vista, en su propio Benito Villamarín, ante un Bilbao de corte regular, dos goles en contra, un par de expulsados y un señor, Gil Manzano, ataviado de árbitro pero abrazándose a los jugadores del Athlétic cuando celebraban sus goles, el público del equipo verdiblanco no desfalleció ni una décima de segundo apoyando incondicionalmente a sus sufridos deportistas que, aunque desquiciados, sudaban sus respectivas camisetas con ardor y poca suerte.

He visitado algunos campos de fútbol de primera y segunda división – Son Moix entre otros- y debo reconocer que jamás he podido vislumbrar nada que se parezca al enternecimiento absoluto que muestran las gradas del equipo local. Existe una total compenetración entre el público bético y la sociedad que los confraterniza; casi un roce enamorado, una simbiosis de cariño, pasión, dulzura, alegría y esperanza positiva. Y fino humor popular andaluz, claro. Nos encontramos frente a una pura y concisa declaración de amor. Más que devoción.

Desde este humilde escrito, me place enormemente, homenajear a esta numantina afición que, rompiendo todas las barreras de la razón, defiende sus colores (de la bandera andaluza, por cierto) a capa y espada, sin fisuras, sin remordimientos, con valentía y emoción; juegue en la división que juegue. Sin más.

No me pienso perder –sea en la situación que sea, primera, segunda o tercera regional- un Betis-Mallorca. Puede que se me parta el músculo cordial, pero espero un partido emocionante y atrevido y, sobre todo, unas aficiones entregadas, luchadoras y vibrantes.

Manque pierdan los dos.