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Manchar a Bauzá

miércoles 21 de mayo de 2014, 18:36h

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Los portavoces del PP están indignados porque consideran que la oposición está obsesionada con manchar al presidente Bauzá. El asunto de la farmacia del presidente se ha convertido en una diana que ha marcado esta legislatura prácticamente desde el principio hasta el final, un caballo de batalla que aún no ha terminado. Pero ese asunto ni se habría denunciado, ni tendría la más mínima importancia, ni llegaría ni a anécdota, de no ser por el asunto Salom, que tanta polémica desató hace años.

Son algunos dirigentes del PP, más que nadie, los que tendrían que abrir un proceso de reflexión sobre la actual crispación. Fue el PP en el año 2002 (cuando la actual portavoz Mabel Cabrer ya ocupaba puestos de responsabilidad) quienes llevaron a los tribunales a la consellera socialista de Salut, Aina Salom,  porque su farmacia de la calle General Riera de Palma contrataba con la residencia de la tercera edad situada en la otra acera.

Para obtener un beneficio coyuntural de poner en un brete a una miembro del Govern Antich, la cúpula del PP se metió en camisa de once varas. Esta es la génesis del error. En Tribunal Superior de Justicia sentenció a Salom a dos años de inhabilitación para ejercer cargo público basándose en que no se puede ser titular de una farmacia y formar parte del consell de Govern. Es discutible, pero la embestida jurídica popular fue en aquellos años muy precisa y efectiva. Consiguieron su objetivo. Y sentaron un precedente...

Si no fuera por aquella sentencia y aquella andanada popular, hoy nadie, absolutamente nadie, se habría metido con la farmacia de Bauzá. Mas aquella ofensiva antiSalom encrespó a la izquierda y le regaló un arsenal de armas con las que no contaba. El resultado es que la oposición ha convertido en esta legislatura el establecimiento del Camí de Son Frau de Marratxí en el Bailén de la actual legislatura.

El PP Balear tiene el privilegio de contar con una legión de licenciados en Derecho entre sus filas políticas. La misma Mabel Cabrer es una brillante jurista. Nadie lo discute. Ella más que nadie sabe que apelar a la ley es un ejercicio de sentido común, de responsabilidad, jamás ha de ser una pataleta inmadura.

¿Pero es que nadie en el PP vio en el año 2002 que meterse con una farmacia y su titular era poner en la palestra a un amplio colectivo profesional, que goza de gran respetabilidad social? ¿Es que nadie comprendió que este colectivo es mayoritariamente de centro derecha y que tarde o temprano -tal y como ha pasado- alguno de sus miembros llegaría por imperativo de la dinámica social a alto cargo de un Govern del PP? ¿Es que no se dieron cuenta que con el asunto Salom sentaban un precedente que se les volvería indefectiblemente en contra por el lógico efecto boomerang?

Fue el PP quien armó este vendaval cuando su misión como formación liberal conservadora es ser tolerante, no intransigente; es ser respetuosa, no inquisitorial con un colectivo importantísimo, imprescindible y cualificado.

Ahora el presidente Bauzá está soportando una ofensiva frontal, dura y desagradable. Pero quienes encendieron el fuego fueron algunos dirigentes populares por hacer las cosas a bote pronto. Un partido mayoritario tiene un deber ante su pueblo: expandir y convertir en realidad el ideal de la tolerancia y el consenso.

Esa es la manera más inteligente de evitar manchas y ataques a las personas y poder llevar el debate político al terreno de las ideas, que es donde debería situarse en honor a la esencia de la democracia.
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