Juan José Hidalgo, presidente del Grupo Globalia, se declara maltratado fiscalmente en Balears. No lo dice un empresario cualquiera, sino el líder de un grupo empresarial más importante radicado en nuestra comunidad autónoma, el que más tributa y el que más trabajadores emplea, lo que se dice pronto. No es la primera vez que Hidalgo se manifiesta en sentido parecido, aunque en esta ocasión evita amenazar con marcharse de las islas.
Una presión fiscal excesiva desincentiva la inversión
Su queja parece enfocada a las dos Administraciones, tanto la estatal por un exceso de inspecciones a las empresas de su grupo, como a la autonómica, con los nuevos impuestos creados, en especial el impuesto sobre las pernoctaciones turísticas, más conocido como “ecotasa”.
Las declaraciones de Hidalgo ponen sobre la mesa una realidad incuestionable: una presión fiscal excesiva desincentiva la inversión. Globalia ejerce su actividad en el mundo del turismo y la aviación, con un modelo de negocio productivo y altamente tecnológico, con una mayor parte de su plantilla altamente cualificada. No se trata de negocio especulativo que no genera riqueza. Los más de 7.000 trabajadores dan fe de ello. Además, las empresas de Hidalgo no descuidan su responsabilidad social corporativa y llevan a cabo acciones de patrocinio que suponen un importante retorno social de sus beneficios empresariales. La queja del Juan José Hidalgo no debiera caer en saco roto y sería bueno que moviera a la reflexión sobre el actual modelo fiscal, que tritura la economía productiva y desincentiva la inversión.