Más de dos décadas después, el RCD Mallorca volverá a disputar una final de la Copa del Rey. Los 'barralets' lograron la hazaña tras eliminar en los penaltis a la Real Sociedad en San Sebastián en un encuentro que ya forma parte de la historia del club deportivo más importante y representativo de Baleares.
La noche será recordada, y transmitida de generación en generación por los 500 valientes desplazados y los miles que lo siguieron por televisión, por las dos penas máximas detenidas por el meta eslovaco Greif, habitual suplente en LaLiga del serbio Rajkovic, por el golazo del uruguayo Gio González y un posible 'gol fantasma' que Samú Costa evitó bajo palos, además de por un penalti transformado por el artarenc Sergi Darder que hizo estallar la locura.
El pase a la final de La Cartuja (Sevilla) que tendrá lugar el sábado 6 abril supone que la entidad balear tenga garantizada su presencia a la próxima Supercopa de España, que se llevará a cabo en enero de 2025 en Arabia. Todo un hito, sobre todo si tenemos en cuenta que hace no tanto, los bermellones militaban en la tercera categoría del fútbol nacional. Para sellar su regreso a la competición continental tras veinte largos años de ausencia, los de rojo y negro tendrán que alzar el trofeo.
Durante las próximas semanas, y a pesar de que la permanencia en Primera División no está ni mucho menos asegurada, la ilusión por levantar 'sa segona' se dejará ver por las calles, establecimientos y colegios, donde los niños y las niñas volverán a lucir con orgullo la zamarra roja. Será la cuarta final de la Copa del Rey para los bermellones, quienes tras perder las de 1991 y 1998 ante Atlético de Madrid y FC Barcelona, fueron capaces de alzar la celebrada en el Martínez Valero de Elche ante el Recreativo de Huelva aquel inolvidable y caluroso sábado 28 de junio de 2003.
En aquella ocasión, de la que este año se cumplirán 21 años, hasta 14.000 seguidores se desplazaron hasta la ciudad alicantina para ver la final. Ahora, por lo tanto, llegará el momento de las agencias. Y es que el éxodo mallorquinista a Sevilla puede ser histórico.