El golpe de Estado fallido y posteriores decisiones de Erdogan en Turquía están teniendo consecuencias en el sector turístico. Los touroperadores se han visto obligados a redirigir clientes que habían optado por el país mediterráneo oriental hacia otros destinos. Uno de ellos, Mallorca. Sin embargo, la isla ha tenido que decir no a estas llegadas.
La razón no es otra que la falta de camas. "Las islas viven un agosto y septiembre históricos de ocupación", explica a mallorcadiario.com el presidente de la Asociación de Agencias de Viaje de Balears, Antoni Abrines. "No se les puede ofrecer nada porque Balears está llena".
Abrines señala que se tratan, fundamentalmente, de alemanes que habían contratado sus vacaciones para agosto o septiembre en dicho país. "Desde luego para agosto es imposible, en septiembre puede haber algún hueco aunque no destacable".
Lo cierto es que las turbulencias político-sociales en el país, con 300 muertos y 3.000 personas detenidas y el decreto del Estado de Emergencia, han provocado una desbandada de turistas, especialmente de rusos, su principal mercado. Es acción-reacción. Las cancelaciones ya comenzaron a producirse en mayo, tras el último gran atentado, y desde el golpe de Estado fallido, la caída es evidente.
La Asociación turca de Inversores Turísticos predice que la caída total de los beneficios del sector en 2016 va a ser de casi 13.500 millones de euros. Además apunta a una reducción del 30% en el número total de turistas.