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El Mallorca en el Heliodoro: desde un humillante 8-0 hasta una inolvidable gesta copera
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El Mallorca en el Heliodoro: desde un humillante 8-0 hasta una inolvidable gesta copera

Por Tommy M. Jaume
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tommyjaumemallorcadiariocom/11/5/11/26
lunes 15 de enero de 2024, 17:25h

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El RCD Mallorca visita este martes el Heliodoro Rodríguez López para medirse al CD Tenerife en los octavos de final de la Copa del Rey. Los bermellones buscarán su pase a la antepenúltima ronda del torneo nacional del 'ko' por decimoquinta vez en su historia.

El estadio 'chicharrero' evoca malos y buenos recuerdos al mallorquinismo. Inaugurado en 1925 como Stadium y que en 1950 cambió su denominación a la actual para rendir tributo al que fuera presidente y principal precursor del proyecto, es el escenario de la mayor humillación sufrida por el RCD Mallorca en la categoría de plata. Poco antes, en 1952, el feudo había cambiado la tierra por el césped, estrenando su nueva superficie con un amistoso ante el Atlético de Madrid que acabó en empate (1-1).

En la temporada 1953/54, Mallorca y Tenerife coincidieron en el grupo II de la Segunda División. Así, el 20 de diciembre de 1953, los bermellones se desplazaron hasta las Islas Canarias para verse las caras con los blanquiazules por primera vez en un envite oficial. Un encuentro, correspondiente a la jornada 14, que pasó a las anales de la historia más negra de los barralets. Y es que bajo una intensa lluvia, los locales endosaron la que, hasta hoy, es la mayor goleada encajada por el club balear en Segunda en toda su historia. Ni más ni menos que un 8-0, una humillación los de rojo y negro ya habían padecido el 26 de octubre de 1947 ante el Levante.

Probablemente, y es sólo una hipótesis, el trayecto pasó factura a los dirigidos por Satur Grech, en una tarde inolvidable para los canarios, quienes todavía conservar la marca como el marcador más abultado a su favor. Bolea y Antonio, en cuatro y tres ocasiones respectivamente, y Julito -máximo goleador histórico de los tinerfeños- fueron los ejecutores de un choque sentenciado antes del descanso. Por cierto, el meta Carreras de los mallorquinistas era de Las Palmas. De hecho, tras el descenso fichó por La Unión Deportiva.

GESTA COPERA MALLORQUINISTA

En enero de 1993, RCD Mallorca y CD Tenerife cruzaron sus caminos en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. En la ida, los de Jorge Valdano, por entonces en Primera División, dejaron la eliminatoria virtualmente sentenciada en el Luis Sitjar (1-3). O al menos, eso parecía.

Una semana más tarde, ambos conjuntos afrontaron la vuelta cargados de suplentes en sus respectivos onces. En el minuto 33, José adelantó a los de Serra Ferrer, que militaban en Segunda, y en el 69, el recién entrado Pepe Gálvez instauró el miedo en las gradas del Heliodoro.

A falta de tres para el final, Dertycia pareció sepultar unas ilusiones que renacieron en el 89 con el tanto de Sacarés que forzaba la prórroga. Durante el tiempo extra el marcador no se movió así que el pase tuvo que decidirse en los penaltis. En la primera tanda, Castillo y Chema erraron sus respectivos lanzamientos. Entonces, empezó una muerte súbita que Pier y Sala prolongaron.

En el séptimo disparo de los anfitriones, emergió la figura de Prats para desviar el tiro del venidero azulgrana Quique Estebaranz. Luego, el portero de Capdepera adquirió la responsabilidad de ejecutar el siguiente. Y no falló, sellando una clasificación inesperada ante un equipo que aquella temporada acabó la Liga en una quinta plaza que les llevó por primera vez en su historia a Europa. Por cierto, en sus filas figuraba el exmallorquinista Julio Llorente.

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