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Mallorca no es Magalluf

Por Marilena Estarellas
sábado 13 de septiembre de 2014, 20:39h

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Tiempo ha pasado desde la época dorada de la isla de Mallorca, cuando esta se vendía como la isla bonita, la isla de la calma o la isla de las oportunidades, dentro y fuera de España. Ahora queda una imagen compuesta por noticias desagradables y malas. Ha llegado un momento que de las informaciones que salen sobre Mallorca, a la nación o al extranjero, una es regular y tres son malas.

Entre circo político, judicial y mediático, y ahora circo turístico de bajo standing, tenemos una promoción de la isla de lo más “hardcore” que desvirtúa la percepción que de la isla se debería tener en el exterior. De hecho, desafortunadamente, se nos conoce más en EEUU., por ejemplo, por la juega y el desmadre que por las calas y playas hermosas de nuestro territorio.

Que decir tiene que, sí hablamos con cualquier experto en marketing, la promoción y publicidad recibida durante estas semanas pasadas no hubiera sido lograda ni con una mega campaña publicitaria con toro, beata y “Cossiers” incluidos en Times Square de Londres o en mismísima Puerta de Brandenburgo de Berlín.

 

Sin embargo, esa publicidad internacional gratuita que el “mamading” y sus fenómenos colaterales han traído a Mallorca no parece ser la forma más adecuada de atraer al tipo de turismo que desde hace años, todo el sector turístico está apostando por traer a esta nuestra isla.

 

Desde hace más de 30 años se está diciendo que el modelo turístico que se sigue en Mallorca no es el adecuado para el futuro. No obstante, a pesar de los múltiples intentos, reuniones acuerdos de buenas intenciones y demás, propiciados por los diferentes agentes sociales que intervienen en el sector turístico, en todos estos años no se ha logrado avanzar en el cambio del modelo turístico, a pesar de que se han realizado diferentes intentos que no han logrado fructificar.

 

La cuestión es que el ser humano, en general, es poco dado a salir de su circulo de confort y en Mallorca, este ha sido muy cómodo para muchos, desde la caída en picado de la exigencia de nuestro modelo turístico después de la crisis del petroleo del año 1973.

 

La gran suerte con la que se ha contado en Mallorca han sido las diversas circunstancias coyunturales que han propiciado que cada cada vez que el modelo turístico mallorquín se ha visto en serio peligro por la aparición de algún serio destino competidor, en él se hayan producido diversos fenómenos desestabilizadores que no les ha permitido consolidar su competitividad, léase guerras, primaveras árabes, islamismo, nacionalismo balcánico, etc.

 

No obstante todo lo anterior, la imagen del modelo de turismo mallorquín, cuyo escaparate, por desgracia ha sido Magalluf y los acontecimientos allí sucedidos que han salido a la luz, ha caído por los suelos este verano.

 

Es necesario hacer una seria apuesta por la calidad, de una vez por todas; plantearse seriamente un cambio de modelo, cueste lo que cueste y por supuesto planteárselo mañana mismo. Pero ello, ya no es suficiente, porque para esto pueda suceder, es necesario, en primer lugar, acabar con el circo, político judicial y mediático en cuya vorágine está sumergida la isla desde hace más de ocho años.

 

Este tierra es heredera de muchos compromisos, acuerdos y apretones de manos que sellan disputas, hay que aplicarlo y parar, decididamente y de una vez por todas, con este camino que nos precipita hacia la propia autodestrucción económica.

 

 
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