Es habitual que en muchos pueblos y ciudades se organicen comidas y cenas populares, en las plazas, en las calles y en otros espacios públicos, pero que a los algo más de 9.000 habitantes de un pueblo se le sumen otros tantos familiares y amigos de los lugareños, y cenen todos en la calle, no es tan habitual. Esto es lo que ocurre cada año desde hace más de 30 en Binissalem el viernes anterior a la festividad de San Miquel, en los últimos días de septiembre, con un Sopar a la Fresca que culmina Ses Festes des Vermar, el final de la vendimia en el municipio más vinícola de Mallorca.
El menú de esta magnífica cena tiene un protagonista principal, los Fideus de Vermar, caldosos, con un punto (o dos, o tres, según los gustos) de picante, elaborados con carne de oveja vieja, como marca la tradición (aunque hoy en día creo que no es tan vieja). Los “teloneros” son la sobrasada, el butifarrón, el queso, las cocas, las empanadas, los cocarrois y en algunos casos, un buen frito mallorquín. Todo esto regado con vino, de Binissalem, por supuesto.
La tradición tiene su origen en las largas y duras jornadas de vendimia, cuando casi todo el pueblo participaba de una u otra forma, vendimiadores y trepitjadors. Para que la uva no se estropeara se tenía que recoger en pocos días por lo que los más jóvenes y fuertes trabajaban casi de sol a sol. Sa madona de la finca preparaba unos fideos caldosos con carne de oveja vieja, para reponer fuerzas a mediodía y continuar con la tarea, tampoco faltaba la sobrasada, el butifarrón, lo que fuera para un trabajo que era agotador.
Con el tiempo esta celebración, y la costumbre de hacer fideos, se extendió a todo el pueblo y acabó invadiendo las calles del centro histórico, por lo que hoy en día el marco del Sopar es el centro de Binissalem, con sus calles engalanadas, iluminadas con bombillas y velas, y las mesas que los vecinos preparan y decoran para esta cena tan especial, con los mejores manteles, platos tradicionales de barro y un montón de detalles relacionados con la vendimia, uvas, parras, botellas y botas de vino. El resultado es una noche mágica, única, que hay que vivir.
Conocí esta fiesta hace unos cuantos años, casi por casualidad, sin saber a que iba, sin mucha expectativa, y me fascinó. Repetí al año siguiente, pero últimamente no había tenido ocasión de volver. Este año se presentó la oportunidad y la aproveché. Las gestiones de mi amigo Miquel y la generosidad de la familia Pons Llabrés hicieron que pudiera volver a sumergirme en este precioso pueblo, deambular por sus calles y acabar disfrutando de una magnífica velada.
Los anfitriones se repartieron los papeles, Pep María atendió a los invitados (paseo por el pueblo incluido, per anar a fer cas), Francisca se encargó de que es fideus salieran como cada año, buenísimos (la pillé en la cocina poniendo unas especias especiales, el secreto de la casa, que no me contó), sus hijos Marianna y Lluis ordenando las viandas y el vino en la mesa y “Eme” (M), el perro, vigilando para que no se acercaran intrusos al enorme caldero humeante de fideos.
Mi humilde aportación, unos quesos de Menorca que se sumaron a las cocas, empanadas y embutidos de la casa que sirvieron de preámbulo a las tres veces que fui al caldero a por fideos. Què bons! Sabía que era una noche especial pero lo confirmé con el buen rollo que hubo durante toda la cena en la mesa, con gente que acababa de conocer pero parecía que les conocía de toda la vida. Este es el espíritu del Sopar a la fresca, convivir, disfrutar y conservar las tradiciones.
Al principio he dicho, sin contrastarlo, que Binissalem es el pueblo más vinícola de Mallorca, y después de la conversación que he tenido con mi amigo Pep Lluis Roses, de Bodegas Ferrer, no me cabe ninguna duda. Con que me ha contado en diez minutos, los testimonios históricos de esta actividad en el pueblo, las anécdotas, curiosidades y otras historias, me he dado cuenta de la enorme importancia de la actividad vinícola, en Binissalem y en toda Mallorca. Pero como da para mucho, lo contaré en otro artículo.
Enhorabona binissalemers, açò es diu fer poble!