La iniciativa -que la asociación llevó a una mesa de trabajo con la conselleria de Treball hace algunos meses- obtuvo la semana pasada una contestación por parte de otra conselleria: la de Educació. Martí March planteó la necesidad de profesionalizar el sector turístico y de la hostelería, exigiendo una cualificación mínima obligatoria, que serviría para reducir el abandono escolar y potenciar el nivel formativo de los trabajadores baleares.
En las islas trabajan en la actualidad cerca de 25.000 camareros. Desde Restauración consideran que la presencia de trabajadores formados conllevaría una dinamización del sector que beneficiaría al cliente final. "En los últimos años se ha puesto el foco en la formación de cocina y ahora toca centrarse en los profesionales de sala", indica el presidente de la asociación, Fofo Robledo. "No puede ser que un joven que se esfuerza por formarse, encuentre trabajo con mayor dificultad que uno que se sube al carro porque es lo más fácil o lo primero que encuentra", indica Robledo. "Es hora de dignificar el empleo de camarero" y pide que desde las Admistraciones se hagan campañas de publicidad a favor de la profesión.
Asimismo, proponen que se bonifique a los empresarios que contraten a camareros formados. "Saldría ganando el trabajador que se esfuerza todo el año y el propietario del establecimiento, ya que no tendría que asumir más cargas económicas en forma de pluses", recordando que su patronal no firmó el último convenio colectivo de hostelería pero "sí lo está asumiendo".