Los empresarios de bares y restauración están absolutamente en contra del apartado de la Ley de Residuos que les obliga -a estos establecimientos y a los hoteleros- a ofrecer al consumidor la posibilidad de consumir agua no envasada "de manera gratuita y de forma complementaria a su oferta". La patronal de Restauración ha presentado alegaciones al Anteproyecto.
"No nos pueden obligar a dar algo gratis que a nosotros nos cobran, es ilegal", indica Robledo, presidente de la asociación. Destaca también que los establecimientos ya suelen ofrecer un vaso de agua (embotellada) cuando sirven algunos platos y nunca se cobra ya que es "por deferencia, pero nunca como imposición".
Asimismo, Robledo considera un "disparate" que la ley obligue a los empresarios a ofrecer un producto que "no es de calidad". "Una cosa es que sea potable y otra, que sea buena. Nosotros no debemos exponer nuestro negocio por un producto que no podemos elegir pero que nos obligan a dar, es de locos".
Desde la asociación se muestran confiados de que su alegación será finalmente aceptada y que la conselleria dará marcha atrás.
La ley, cuyo plazo de exposición pública terminó hace dos semanas, ha recibido en total 80 alegaciones de asociaciones y entidades que van desde la FEHM hasta el GOB.
OBJETIVO: MENOS GENERACIÓN DE RESIDUOS, MÁS REUTILIZACIÓN Y RECICLAJE
La ambiciosa ley, tal y como califican GOB y Amics de la Terra, se estructura en cuarenta artículos y siete anexos, y persigue fomentar la reutilización y reducir de forma notable la utilización de artículos de un solo uso. El objetivo: un diez por ciento menos de producción de residuos en los dos próximos años y un 20 por ciento antes de 2030. Menos generación de residuos, más reutilización y reciclaje. En definitiva, un cambio de hábitos y mentalidad que llegue a todos los estamentos.
De ahí que el Anteproyecto recoja medidas que atañen a ciudadanos y establecimientos privados pero también se mueva en el ámbitos público. Así, la norma prohibirá la venta de agua en botellas de un solo uso en edificios e instalaciones de las administraciones públicas, a excepción de los centros sanitarios y los hospitales.
Asimismo, las Administraciones "promoverán" la instalación de fuentes de agua potable y los eventos públicos que cuenten con apoyo de las instituciones deberán implantar alternativas a la venta y distribución de bebidas envasadas y de vasos desechables.
En cuanto a las bolsas de plástico de un solo uso deberán desaparecer los comercios en 2019, aunque se prevén algunas excepciones. Un año después, en 2020, las vajillas de plástico de usar y tirar deberán ser sustituídas por las compostables y se deberá evitar la venta de productos que contengan microplàsticos o nanoplàsticos y las versiones no recargables de encendedores, sacapuntas de afeitar, cartuchos y tóners de impresora y fotocopiadora.
Otra cuestión importante, y que ha saltado a portadas e informativos nacionales, es la prohibición de las cápsulas de café desechables fabricadas con materiales no fácilmente reciclables. Estas deberán dejar paso a las compostables, y sólo se podrán comercializar las pajitas para bebidas, los bastoncillos de las orejas y los palillos para caramelos fabricados con materiales compostables. Además, los fabricantes o distribuidores de toallitas húmedas que se ofrecen en el mercado balear deberán incorporar información sobre los efectos de estos productos en el medio ambiente.