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Los residuos entran en campaña

sábado 22 de febrero de 2020, 11:05h

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El grave accidente acaecido en el vertedero de Zaldibar, en Vizcaya, está generando una gran tormenta política y social en Euskadi. No es para menos. Un derrumbe de los residuos depositados en la estación ha provocado la desaparición de dos jóvenes trabajadores y el cierre temporal de la autopista AP-8.

Los resultados de las mediciones de tóxicos ambientales obligaron al gobierno vasco, desde la Consejería de Salud, a tomar medidas de excepción. Se alertó a la población para que no abriera las ventanas. Se les recomendó que solo salieran de sus casas salvo para la realización de las gestiones imprescindibles y no aplazables. Conminaron a no realizar deporte en el entorno de Ermua, Eibar y Zaldibar. Incluso, el domingo pasado, se vieron en la necesidad de recomendar el aplazamiento del derbi vasco de primera división nacional a jugar en Ipurua, que debía enfrentar al Eibar y la Real Sociedad.

Al parecer, se tenía constancia oficial que el grado de cumplimiento de las exigencias para la autorización ambiental del vertedero era deficitaria. Entre otras cosas, almacenaba cantidades considerables de amianto, reconocido cancerígeno ambiental.

El accidente se ha producido a los pocos días del adelanto electoral de Galicia y el País Vasco para evitar que el fuego del independentismo radical catalán pudiera impregnar sus campañas y empañar la optimista previsión de resultados de los convocantes. La sensibilidad de la población por el medio ambiente es muy elevada. La gestión de residuos es un aspecto que interesa a los ciudadanos y la preocupación que el accidente se pueda traducir en la expectativa de voto es importante.

En Baleares se han vivido situaciones muy complicadas y reiteradas con los vertidos de Ibiza y Menorca. En Mallorca se vive de las rentas de una extraordinaria política de residuos realizada en la primera década del siglo XXI que nos llevó a ser el espejo, el ejemplo a seguir por los territorios insulares de todo el mundo.

A día de hoy, preocupa, en especial, el descontento vecinal con la limpieza de las calles de Palma, los innumerables vertidos ilegales distribuidos por toda la geografía mallorquina y las denuncias anunciadas en el verano pasado, por siete entidades ecologistas de Mallorca ante la Conselleria de Medio Ambiente y Territorio y el Consell de Mallorca, por lo que llaman el uso de escorias peligrosas en la construcción de la carretera Llucmajor-Campos. Buen finde.

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