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Los propietarios ya no lloran, los propietarios facturan

Por Juan Carlos Rodríguez Tur
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rodriguezturicaiborg/12/12/18
jueves 07 de marzo de 2024, 09:01h

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Una más. El urbanismo pendular a la carta que ha caracterizado la política territorial de la izquierda en Baleares vuelve a costar cantidades astronómicas a las arcas públicas. Esta vez ha sido el empresario Matthias Khün el que, tras un largo periplo judicial de quince años, será indemnizado con la friolera de 96 millones de euros a cuenta del contribuyente.

El alemán se suma a la larga lista de propietarios que se han visto afectados por reclasificaciones que, por imperio de la Ley, han convertido en rústicos terrenos que inicialmente eran urbanos. Esto ha supuesto un perjuicio patrimonial para muchos propietarios que se han visto forzados a solicitar auxilio judicial para ver compensados los derechos que la arbitrariedad del govern de Antich les había sustraído. Es el caso también de Benirràs (Sant Miquel de Balansat), dónde ya se han abonado también 11 millones de euros.

Este es el coste de pretender hacer política con el urbanismo y sacar de la chistera decretos y medidas con nulo criterio técnico, jurídico o medioambiental. Tanto Antich, como Armengol, como Vicent Torres en Ibiza han usado su poder temporal para hacer un urbanismo cortoplacista cuyo único fin era lanzar un mensaje a su parroquia y frenar el trasvase de votos a formaciones más a la izquierda o más ecologistas que el PSIB. Como es evidente, el coste de su negligencia lo pagamos todos los ciudadanos que sufragamos con nuestros impuestos los delirios de gobiernos incapaces de hacer leyes urbanísticas harmónicas, lógicas, justas, equilibradas y consensuadas.

Esta comunidad ha criminalizado en exceso a los propietarios, señalándolos como los causantes de todos los males: la especulación, la carestía de vivienda y la depredación turística de un territorio sensible. En realidad, los propietarios son tan sólo víctimas de la inseguridad jurídica y de los arranques infundados de políticos cobardes. En la administración deberían ser vistos como colaboradores en lugar de presas a las que devorar. El segundo camino no sólo ha demostrado ser inútil, sino también muy caro.

La victoria de Matthias Khün en el Tribunal Supremo no es más que un anticipo de lo que va a suceder con casos similares provocados por el mismo decreto infumable del gobierno de Antich y por los decretos urbanísticos de Armengol publicados en pleno confinamiento y durante las navidades, para pasar desapercibida. Este nuevo varapalo para la abogacía de la comunidad autónoma sienta una jurisprudencia y una doctrina que le pondrá las cosas todavía más difíciles. Legislar no de hacerse por capricho, sino para dar cobertura jurídica a soluciones. Hasta ahora en materia urbanística, sólo han creado problemas que antes no existían.

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