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Los parados de más de 55 años aumentan al 11 por ciento en Baleares
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Los parados de más de 55 años aumentan al 11 por ciento en Baleares

Por Redacción
miércoles 19 de junio de 2019, 13:14h

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Los parados de más de 55 años representan en Baleares un 11,2 por ciento, cifra que ha crecido en la última década un 4,3 por ciento.

Por undécimo año consecutivo, la Fundación Adecco ha presentado el informe #TuEdadEsUnTesoro: mayores de 55 años en el mundo laboral, un trabajo cuyo propósito es visibilizar y generar conciencia sobre las grandes dificultades que siguen encontrando los profesionales más senior para acceder al mercado laboral y conservar su empleo.

Este trabajo recoge sus conclusiones de una encuesta, confidencial y anónima, a 160 profesionales de Recursos Humanos, de cara a identificar sesgos inconscientes y actitudes discriminatorias, combinada con otra encuesta a 600 desempleados mayores de 55 años. Todo ello utilizando como contexto los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA).

Los desempleados mayores de 55 años tienden a incrementar su proporción sobre el total de parados, tanto a nivel nacional como en las Islas Baleares. Así, en retrospectiva con respecto a hace 10 años, se puede ver que entonces representaban un 6,9 por ciento del total de parados, mientras que hoy el porcentaje se incrementa al 11,2 por ciento.

"Probablemente la principal razón que subyace a este fenómeno es el envejecimiento poblacional. Baleares siguen la tendencia nacional y alcanzan su máximo histórico del índice de envejecimiento, registrando un 98 por ciento en 2018 frente al 83 por ciento de hace una década y que apunta a no dejar de incrementarse durante los próximos ejercicios", explican.

En términos generales, el descenso bruto de la tasa de natalidad en Baleares (mientras que en 2007 nacieron 11,62 niños por cada 1.000 habitantes, en 2017 la cifra se redujo a 8,88), unido al incremento de la esperanza de vida (hoy de 83 años, frente a los 81 años de hace una década), son responsables de que la fuerza laboral senior tenga un peso cada vez mayor y que, por tanto, se incremente el grupo de profesionales sin empleo que van a parar a esta franja de edad.

Sin embargo, también es significativa la cronificación del desempleo. Hay que destacar que muchos mayores pierden su empleo tras años en la misma empresa y se sienten desorientados a la hora de afrontar una nueva búsqueda, lo que alarga el tiempo que tardan en encontrar esa oportunidad laboral. Al mismo tiempo, una importante masa de seniors (fundamentalmente mujeres) siguen incorporándose al mercado laboral tras largos periodos de inactividad, para compensar los efectos de economías resentidas por los efectos a largo plazo de la crisis: devaluación salarial, disminución de ingresos y, en definitiva, pérdida de calidad de vida. Así, pasan de la inactividad al desempleo de larga duración, debido, en primer lugar, a las dificultades y el desconocimiento a la hora de reciclarse profesionalmente, así como a la discriminación que experimentan. Por tanto, no abandonan las listas del paro, sino que las van engrosando, acumulándose en las mismas cada nuevo ejercicio. Como muestra, un 65 por ciento de los desempleados mayores de 55 años es de larga duración, frente al 45 por ciento general.

Según los datos de la EPA del primer trimestre de 2019, el 65 por ciento de los mayores de 55 años lleva más de un año en paro, cifra 20 puntos porcentuales superior a la media de todas las edades (45 por ciento).

El informe de la Fundación Adecco confirma esta realidad y, además, ha querido profundizar en cuán extensas pueden llegar a ser estas situaciones de desempleo de larga duración. Para ello, se ha preguntado a los participantes en la encuesta por el tiempo que llevan en paro, obteniendo llamativos resultados. En primer lugar, la situación más habitual es la que podríamos llamar “cronificación del desempleo extrema”. Así, un 43 por ciento de los encuestados supera los 4 años sin trabajar. Asimismo, un 11 por ciento lleva más de 2 años sin encontrar empleo y un 7 por ciento acumula entre 1 y 2 años en esta situación. Con ello, obtenemos que un 61 por ciento de los parados mayores de 55 años es de larga duración, cifra similar a la proporcionada por el INE.

CUESTIÓN DE PREJUICIOS

Si nos adentramos en las causas por las que los seniors encuentran dificultades tan destacadas en el plano laboral, podemos subrayar fundamentalmente dos. Por un lado, es frecuente la desactualización de competencias. Tras perder su empleo de toda la vida o después de largos periodos de inactividad, se enfrentan a un mercado diferente al que conocían, con un gran desconocimiento en cuanto a las nuevas fórmulas de búsqueda de trabajo.

En este caso, Mesonero apunta la necesidad de “acompañar a los mayores de 55 años en su reciclaje profesional, dotándoles de habilidades, recursos y conocimientos para que puedan competir en el mercado laboral. El objetivo ha de ser equiparar a los mayores con los jóvenes en materia de formación, de modo que su experiencia se convierta en un valor añadido”.

Sin embargo, el gran freno lo constituyen los prejuicios y estereotipos tan arraigados en el plano social y empresarial. “De nada sirve empoderar a los mayores si luego se encuentran con un mercado laboral que les da la espalda”- recalca Mesonero.

Como dato a resaltar, un 83 por ciento# de los responsables de Recursos Humanos no ha seleccionado a ningún mayor de 55 años durante el último año. La encuesta de la Fundación Adecco ha profundizado en cuáles son las causas que han llevado al seleccionador a descartar al profesional senior. Es significativo cómo 4 de cada 10 (40 por ciento) admite que la edad le genera dudas para el desempeño del puesto, alegando los siguientes motivos: “sus conocimientos estarán obsoletos” (75 por ciento), “tendrá una menor flexibilidad” (60 por ciento) “no encajará en una plantilla mayoritariamente más joven” (34 por ciento) o su absentismo será superior, debido a mayores problemas de salud (25 por ciento).

Por otra parte, un 45 por ciento destaca que no ha contratado a ningún senior porque no ha tenido oportunidad de hacerlo, al no haber recibido candidaturas de este grupo de edad. Y, por último, un 5 por ciento alega otros motivos por los que no ha incorporado a ningún trabajador mayor a su plantilla.

Según Mesonero: “Estas creencias son producto de prejuicios y estereotipos muy asentados en el imaginario social, que se trasladan a las empresas y dan lugar a la discriminación por edad. Sin embargo, son pensamientos anacrónicos que empobrecen a las organizaciones y a la sociedad en su conjunto, al desechar valores tan habitualmente presentes en los seniors como la experiencia, la madurez, la templanza o la fidelidad. Además, resulta un absoluto contrasentido discriminar a un trabajador maduro, en una sociedad en máximos históricos de envejecimiento en la que la fuerza laboral senior va a ser la dominante y en la que la edad de jubilación tiende a incrementarse”.

Los prejuicios a los que se enfrentan los mayores de 55 años tienen un impacto directo en su autoestima. Así, el 90 por ciento opina que su edad le perjudica en la búsqueda de empleo y admite sentir inseguridad cuando acude a las entrevistas de trabajo. De hecho, un 58 por ciento considera que no podrá volver a trabajar nunca.

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