Los manotazos de Trump

Uno ve el manotazo del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, al primer ministro de Montenegro, y su pose inmediatamente posterior, como si se tratar de un vulgar portero de discoteca exhibiéndose ante su jefe, y se da cuenta del personaje al que los norteamericanos han elegido para liderar su gobierno federal. Un tipo que todo lo resuelve a manotazos y con mala cara. No sabe nada de diplomacia, que es lo menos que debe saber el presidente de la primera potencia mundial. Pero esto es lo que hay.

Sucede que estamos ante un tipo que llegó a ganar las elecciones gracias a maniobras turbias, cuando no plenamente ilegales, de Rusia. Y como sabemos que Rusia es el rival número uno de los EEUU y que por razones que aún no desveladas, pero que, descuiden, saldrán a la luz más pronto que tarde, a Rusia le convenía mucho más un presidente como Trump antes que Hillary Clinton, soy de los que vaticina que Donald Trump no acabará su mandato y será acusado y procesado por traición. No es para menos, después de saber que cesó al jefe del FBI solo por hacer su trabajo, cuando este estuvo indagando sobre los contactos más que habituales y más que sospechosos, del entorno del presidente Trump con el gobierno de la Federación Rusa.

Por todo ello, me parece genial lo que está haciendo Angela Merkel, que no es otra cosa que manifestar que la Unión Europea no puede confiar ni en el gobierno de los Estados Unidos ni en el del Reino Unido. Naturalmente. Ignorar lo que tenemos delante es un suicidio. Aliados, sí; pero abusones al servicio de Rusia, de ninguna forma.