Los libros que hay en casa
Por
Josep Maria Aguiló
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jmaguilomallorcadiariocom/8/8/23
sábado 16 de enero de 2021, 03:00h
Durante años, a partir de mi primera juventud, compré libros casi semanalmente con una cierta regularidad, así como también revistas políticas, de filosofía, de cine o de literatura. Creo recordar que alguna vez compré también algún ejemplar de alguna revista para adultos, pero seguramente debió de ser tan sólo por la contrastada calidad de sus grandes reportajes científicos, astronómicos o históricos.
En aquella época pensaba, quizás ingenuamente, que algún día tendría el tiempo libre suficiente para poder leer todos los libros y todas las revistas que iba adquiriendo. Con los años, poco a poco empecé a darme cuenta de que, por unas razones o por otras, nunca conseguiría llegar a encontrar ese tiempo libre indispensable para poder disfrutar de la lectura como yo hubiera deseado. En realidad, sólo parecían disfrutar de verdad de mis libros o de mis revistas los pececillos de plata.
Por fortuna, en los últimos años he ido racionalizando cada vez más la compra de libros y revistas, en parte también por algunas pequeñas limitaciones económicas. Además, en estos momentos soy ya plenamente consciente de que, salvo que pudiera vivir casi tanto como Matusalén —969 años—, no podré llegar a leer ya nunca por completo todos los volúmenes que tengo en casa, ni siquiera de los autores que más admiro.
Quizás por ello, desde hace un tiempo suelo leer casi siempre sólo fragmentos de aquellos libros que más me interesan o que me atraen especialmente. A veces se trata de unos versos de un poemario, o de unos capítulos de una biografía, o de algunos ensayos que forman parte de algún voluminoso libro de filosofía o de literatura. En cuanto a las revistas, reconozco que ya no tengo hoy tanta querencia como antes hacia ellas, ni siquiera hacia las que publican grandes reportajes científicos, astronómicos o históricos.
En el fondo, casi lo que más me gusta ahora es saber que los libros que tengo en casa están siempre ahí, a mi lado, haciéndome compañía, atemperando mi espíritu, hablándome en silencio.