Raquel y Bárbara son filólogas de francés y alemán, respectivamente, y dan clases en la Escuela de Idiomas de Manacor. Ambas ponen cara y dan voz en una entrevista con
mallorcadiario.com a la
Unión de Filólogos y Traductores afectados por el intrusismo en Balears.El encuentro tiene lugar tras
"muchas presiones en los centros y miedo a dar nuestro punto de vista o incluso, dar nuestros nombres y apellidos". La razón: su intensa labor de reivindicación de dar prioridad a las filologías frente a otras licenciaturas de Humanidades a la hora de enseñar lenguas extranjeras. La lucha, parece, que ha servido para algo: El borrador definitivo que hay encima de la mesa en la
Conselleria d'Educació establece que la lista de interinos del próximo curso para lenguas extranjeras comenzará a correr con los filólogos de inglés, alemán, francés, etc. Una vez agotados todos estos nombres, se saltaría a los de Humanidades con el nivel
C2 y C1 y a los que acreditasen 12 meses de experiencia profesional.
"Llevamos años intentado hacer ver que ésta es la mejor opción desde
un punto de vista pedagógico. Ahora ya no nos callamos", explican las profesoras. "Muchos nos han atacado y tildado incluso de
"lobby cercano al PP" cuando ésto no es una cuestión política. Nosotros no somos de nadie pero aplaudimos la decisión de
Antoni Vera y yo creo que la va a llevar a término", subraya Raquel.
Especialización, defienden. "¿Por qué si para impartir
clases de catalán o castellano hay que ser filólogo de catalán o de castellano, para ser profesor de inglés basta con una licenciatura, un nivel usuario del idioma y experiencia?", se preguntan. La discriminación, dicen, tiene mucho que ver con el
"inmovilismo y el miedo al cambio" de Administración y sindicatos: "Hay una idea instalada de que X
años de experiencia existe una garantía de calidad. Pero la experiencia puede ser buena o puede ser mala", afirman, en alusión a algunos ejemplos concretos -que han salido en prensa- de licenciados en Humanidades con años a sus espaldas enseñando una lengua extranjera y que se quejan con el cambio. "Nosotros no queremos desprestigiar a nadie. Desde el máximo respeto y
huyendo del victimismo, decimos que la capacitación adecuada es la nuestra. Nunca permitiremos que se compare un título de idiomas, nivel usuario, con una formación universitaria, de cuatro o cinco años más un máster, que implica conocimiento del lenguaje, dominio literario, cultural, etc. Además, parece que ahora la prioridad será para filólogos sin experiencia que les quitarán las plazas a titulados con mucha experiencia, y eso no es cierto. Somos muchos los filólogos y traductores con años de experiencia pero en el sector privado, precisamente porque no nos dejaron entrar".
"Los que ahora protestan porque ahora no vayan a ser los primeros en las listas", prosigue con el argumento, "que reflexionen sobre todos los años que los filólogos, con formación y experiencia no hemos podido directamente entrar en el circuito público".
Asimismo, aseguran de manera tajante que la priorización resuelve el problema de la
excelencia educativa. "El nivel de idiomas en la calle, a día de hoy,
es precario". Y gran parte de esa precariedad viene dada por la formación de quien hasta ahora ha tenido prioridad en las listas. "Nuestros conocimientos están avalados, es una cuestión de baremos establecidos por nuestras universidades públicas, que se pagan con dinero de todos", explican.
En su horizonte, ahora sí, hay algo más de tranquilidad. No obstante, advierten que "de no aplicarse el borrador,
seguirá la lucha, sea ante quien sea".