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Los comerciantes del centro sacan los colores a Cort

miércoles 21 de noviembre de 2018, 22:00h

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Comerciantes, restauradores y vecinos se unieron este miércoles para hacer lo que no hace el Ayuntamiento de Palma. Una singular cuadrilla se puso manos a la obra para limpiar y adecentar las calles más céntricas de la capital. Desde el Born hasta la calle Sindicato barrieron hojas, plantaron flores en los parterres vacíos, borraron grafitis y hasta repararon desperfectos de algunos bancos y polletes de piedra.

No deja de ser una acción puntual, casi anecdótica, pero muy significativa del hartazgo que tienen, principalmente los comerciantes, por la inacción de Cort en determinados asuntos que afectan a la imagen y a la seguridad en las vías más comerciales del centro de Palma. Los comerciantes se sienten abandonados y hasta ninguneados cuando han propuesto algunos cambios. Hace unas semanas reclamaron que se levantaran algunas restricciones al tráfico en la zona para facilitar un mayor acceso de personas; los responsables municipales lo descartaron automáticamente sin dar opción al debate. Ahora, únicamente reclaman que Cort cumpla con lo que le corresponde y, por ello, han querido escenificar su denuncia.

La queja se extiende por la mayoría de los barrios de la ciudad donde hay un tejido comercial a pie de calle, aunque la denuncia se centra en las calles más significativas del centro, aquellas donde los comerciantes soportan mayores costes y donde la falta de limpieza y mantenimiento es observada no sólo por los palmesanos, sino también por los millones de visitantes que acuden cada año.

La acción debe encontrar una respuesta inmediata por parte del Ayuntamiento y de las empresas, propias o contratadas, que se encargan de la mayor parte de estos servicios, como son Emaya o Eulen. Está en juego la imagen de la ciudad, pero también la supervivencia de un tejido empresarial que empeña cada día sus propios recursos para generar riqueza y crear puestos de trabajo. Cort debería mostrar más sensibilidad y espíritu de colaboración, sin dejar que los comerciantes le saquen los colores.