Aún queda mucho verano pero a la que se acabe la estación estival y la temporada alta, pero cuando vuelva el fresco a los ciudadanos de las islas nos esperan unos intensos meses de debate sobre la limitación al número de turistas que nos visitan.
Está cantado. La maquinaria ya está siendo debidamente engrasada tanto desde el propio Govern (que ha mantenido un inteligente silencio durante los últimos meses) como desde los colectivos que se caracterizan por su lucha contra la prosperidad económica y, especialmente, contra el turismo de masas. El turismo de masas que lleva décadas dándonos de comer a todos, incluídos los familiares de los que vociferan contra esta actividad económica.
Lo último que me faltaba por escuchar ha salido esta semana de la boca del director general de Emergencias (seguramente muy bien asesorado desde el área de Comunicación de la conselleria de la que depende). Él ha sido el que ha alertado del colapso que viven estos días nuestras playas, en las que -según sus datos- se tumban sobre la toalla cada día 500.000 turistas. Dice que esto es colapso y un serio problema en el caso de que se tuviera que actuar ante una emergencia en la playa.
¿Qué emergencia masiva se puede dar en una playa?. ¿Un atentado?. ¿Un huracán?. ¿De dónde saca el dato?. ¿500.000 entre semana o en fin de semana?. ¿Cuántos más son que los que había el año pasado?. No hay respuesta para nada de todo esto. Es ganas de crear alertas innecesarias y empezar a hacer el 'bollit' para que en octubre el Govern vuelva a la carga con lo de la limitación de llegada de turistas, de coches de alquiler y de acceso a las playas. Eso sí, cargado de 'argumentos'.
Por si no conocen las declaracioens de este miembro del Govern, les voy a añadir el dato definitivo que aporta en sus reflexiones. Este año ya doblamos el número de muertes por ahogamiento. Lo que no se dice es que entre las víctimas de este año se cuentan las personas que se han ahogado en la piscina de su casa.
Masificación en la piscina. Tenemos un problema.