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lunes 23 de marzo de 2015, 11:42h

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Los habitantes de Palma en general siempre se han considerado a sí mismos como gente muy afortunada por estar en un lugar privilegiado, posiblemente el mejor lugar del mundo para vivir. Esta percepción era algo subjetivo de los palmesanos hasta que el semanario 'The Sunday Times', el dominical de uno de los periódicos británicos más prestigiosos del mundo, 'The Times', ha publicado su lista de 50 ciudades preferidas para vivir. Y en la primera posición figura la capital de Mallorca, por delante de lugares magníficos que, a juicio de esta publicación, nada tiene que envidiar a Palma. Este reconocimiento es una magnífica noticia en términos de promoción turística ya que reconoce valores como belleza, gastronomía, tamaño de la ciudad, clima, conectividad, seguridad y playas, entre otros. Esto contribuye a mejorar la imagen de la ciudad y a que muchos viajeros se interesen en visitarla.

No es la primera vez que Palma recibe elogios por parte de la prensa internacional, sobre todo a raíz de una transformación y apertura de la ciudad al turismo más que evidente en los últimos años, que la han situado como un destino muy atractivo y destacado para escapadas de fin de semana y también para cruceristas. Esto es algo que nadie puede negar, como demuestra la gran cantidad de hoteles urbanos que han surgido en los últimos años y los que están en proyecto. Palma se ha convertido en un atractivo en sí misma.

Esto no obsta para reconocer a la vez que Palma no se circunscribe al casco antiguo y a sus edificios y lugares emblemáticos. Hay mucho en lo que mejorar en materia de transporte público, limpieza, ruidos, etc, sobre todo en la periferia de Palma, en las barriadas, a menudo menos mimadas que el centro de la ciudad. Dado que se ha avanzado con respecto al turismo, ahora toca avanzar para que la ciudad sea más amable con los residentes. Esto no es solo algo que competa a la administración, sino a todos los ciudadanos, procurando una convivencia en armonía y cuidando cada cual en la medida de sus posibilidades de que la ciudad (y la isla entera por extensión) sea, a cada momento, el mejor lugar del mundo para vivir. Huyamos de la autocomplacencia y continuemos mejorando.