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Lío interno en Podem

miércoles 05 de noviembre de 2014, 18:28h

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Era de esperar en una formación que crece a ritmo vertiginoso y que intenta funcionar por el sistema asambleario, siempre más lento y engorroso que la manera tradicional de funcionamiento de los partidos clásicos. En Podem ya ha empezado la carrera hacía la secretaría general antes de que acabe de constituirse toda su estructura orgánica.  En Son Ferriol ya se han lanzado al ruedo con su primer espada, Antoni Bennàssar al frente, para articular al grueso de la Part Forana en torno a una candidatura que se haga con la dirección de la nueva formación.Tienen por bandera una frase de Trotsky centrada en la necesidad de liderazgo histórico que tiene el proletariado. Buscan un modelo de partido de contenido marxista, muy sensible a la lengua y cultura propias de Mallorca y abierto a la actual y cambiante sociedad isleña.

Desde Palma han respondido con cierta displicencia que aparecerán otros candidatos. Es normal que una formación que se expande de manera tan espectacular albergue en su seno militantes de diferentes sensibilidades. Mientras no se constituyan todos sus órganos y equipos de dirección es pronto para afirmar cómo quedará establecida su correlación de fuerzas interna.

Pero un hecho es evidente: en la Part Forana de Podem, al igual que pasa en el PSIB e incluso en el PP, hay un porcentaje mucho mayor de catalanoparlantes que en la capital y sus zona limítrofes de Calvià y s'Arenal. Quiérase o no, ello genera sensibilidades diferentes a la hora de enfocar el hecho diferencial balear. Y también contradicciones políticas. Quien finalmente salga elegido secretario general de Podem deberá tener muy presente estas contradicciones y aportar toda su ciencia y experiencia para resolverlos o, al menos, mitigarlos.

Podem tiene por delante importantes posicionamientos. Sus compañeros de Catalunya son partidarios del derecho de autodeterminación pero a su vez son mucho más ambiguos a la hora de apostar por la independencia del Principado. Aún no han tenido tiempo de articular su pensamiento teórico e incluso programático. Desde otra óptica y otros objetivos, lo mismo les pasa a los de Balears.

No hay que olvidar que la génesis de Podemos está en Madrid. Pablo Iglesias es de Vallecas. Poca visión hay en la capital para aportar elementos teóricos consistentes a la hora de abordar la cuestión lingüística y cultural diferenciada y de la praxis política particularista que ello genera. Ha de ser el debate interno de Podem Balears el que lo resuelva.

Pero sería del todo insuficiente pensar que las tensiones en el seno de Podem se circunscriben sólo la cuestión lingüística o a las más o menos afinidades nacionalistas.  La explicación de los actuales movimientos internos es mucho más profunda. El ascenso espectacular de Podemos en las encuestas puede actuar de panal de rica miel.

Entre los impulsores de la organización crece el temor de que llegue a su seno un aluvión de oportunistas atraídos por el espectacular reparto de sillas aderezadas con un jugoso sueldo público que se intuyen tras el presumible éxito de este partido tras los diferentes procesos electorales del año que viene.

Hay que tener memoria. Ya le pasó lo mismo al PSOE de Felipe González. Durante la clandestinidad del franquismo la militancia en este partido era mínima. En Mallorca no se organizaron hasta 1973. Pero el PSOE creció en progresión geométrica durante la transición a medida que aumentaban sus posibilidades de alcanzar el poder. Hasta antiguos franquistas abrazaron la fe de Pablo Iglesias (el fundador del partido en 1879) de forma milagrosa aquel 1982 en que cristalizó el cambio.

Ahora el miedo al oportunismo también existe en Podemos. Y es uno de los factores que provocan más resquemores, desconfianzas y lío. Cuando un partido se acerca al poder siempre pasan estas cosas. Y más en España, el país de las grandes conversiones.
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