No juega el Atlètic Balears en Segunda División desde 1963, tiempo más que suficiente para entender lo que supone la cita del próximo domingo ante el Mirandés. Magullado por la historia, que hace mucho que no le pasa la mano por el lomo, el club ha tenido que reconstruirse en tantas ocasiones que el mérito que tiene llegar hasta aquí es incalculable.
Apadrinado por Bartolomé Cursach y bajo la tutela de un entusiasta grupo de directivos, el Atlètic ha pasado de militar en Preferente a estar a un partido del ascenso en apenas 6 años. Más allá de lo que sucedió en Anduva, lo cierto es que el equipo de Siviero ha logrado llegar al encuentro definitivo con la sensación de que subir es posible. Es evidente que necesita ganar, remontar y que deberá hacerlo ante un rival de primer orden, pero también que tiene una nómina de futbolistas en la que no existe el vocabulario del miedo. Tampoco hay que olvidar que lo hará ante su hinchada y es muy probable que la entrada que registre el Estadi Balear sólo sea comparable a esas que veíamos en las fotos en blanco y negro que colgaban de las entrañas del campo. Un espectáculo, vamos. Suerte.
@xiscocruz en twitter