La ACB y el baloncesto en Mallorca

Resulta paradójico, casi insultante, que Mallorca siga nutriendo de jugadores año tras año la ACB y no haya sido capaz de levantar un proyecto que tenga cobijo en esa liga. Salpicado por la muerte del Patronat y descansando durante décadas bajo el enclenque regazo del Bàsquet Inca, el baloncesto de la Isla vive uno de sus momentos más críticos.

Y lo hace justo cuando los niños cambian los cromos de Rudy, Abrines, Corbacho o Llompart. El éxito individual de estos tipos fabricados en colegios y pabellones de Llucmajor, Palma o Andratx contrasta con el desolador mapa de este deporte en Mallorca, que habla del Bahía San Agustín, de LEB Plata, como cabeza de cartel. 

Es difícil de entender que Canarias pueda tener dos equipos en la ACB, que Santiago de Compostela levantara un club en un verano, que Fuenlabrada o Manresa sigan en la elite con los recursos que manejan y que Mallorca siempre haya tenido que mirar la competición desde la distancia. Incluso que Menorca tuviera los arrestos para ir más allá. “Lo tienen todo; planta hotelera, grandes empresas, un pabellón moderno…”, me espetaba el otro día un agente.

Pero hasta el momento, al margen de la bendita y romántica locura de los antiguos gestores de Inca y del atrevimiento de Guillem Alomar, nadie ha sido capaz de asomarse al balcón de la ACB en los últimos años. Una lástima, porque la Isla se pierde un producto muy interesante.

@xiscocruz en twitter