A estas alturas, con el Mallorca derrapando por la Liga y medio planeta fascinado por la capacidad goleadora de Hemed, todo invita a pensar que va a ser un buen año para el equipo de Caparrós. Más por sensaciones que por una cuestión numérica, porque el campeonato todavía tiene los dientes de leche y poco importa si son cuatro o cuatrocientos los puntos que se hayan sumado. Da la impresión que el discurso del técnico ha cuajado en el vestuario y que algunos futbolistas, como Pina, Pereira o el propio Hemed han crecido dos palmos respecto al ejercicio anterior.
Son impresiones, poco más, pero suficientes para hacer feliz a un aficionado excesivamente acostumbrado a perder la fe a la que empieza la temporada. Ahora está por ver si el Mallorca será capaz de firmar a otro delantero fiable –es muy generoso pensar que Hemed mantendrá este nivel todo el año- y si los dos centrales brasileños saldrán verdes o maduros. Lo que no parece lógico es juzgarles antes de que hayan saltado al césped. Tiempo habrá para evaluarlos.
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