A la memoria de Toni Calafat

Hubo un tiempo en el que un tipo espigado, embutido en un traje negro y con pinta de caballero del siglo XIX representaba al Mallorca. Iba repartiendo pins en el hotel de concentración, mascullando las bondades del club sólo en los momentos en los que consideraba que hablar era mejorar el silencio. Ese silencio que siempre fue su aliado, poco amigo como era de los focos, las estridencias y los decibelios. Toni Calafat siempre encontraba el momento para pasarte la mano por el lomo e invitarte a una reflexión positiva. Incluso en los peores momentos de la entidad, que ha tenido muchos. Nadie como él representaba mejor los valores del Mallorca, su segunda gran pasión después de su familia.  La pasada semana nos dejó y eso está por encima de cualquier otra cosa. Hasta de una derrota ante el Barça, a la que Calafat hubiera encontrado una lectura positiva. Descanse en paz “conseller”. Gracias por todo.

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