Días después de que tuviera en noviembre de 1979 el célebre 'Caso Manises', apareció en la prensa una fotografía realizada por un mecánico de Sóller llamado Pep Climent Pérez desde el Puig d'es Comte. En ella, aparecía aquel objeto submarino no identificado (OSNI) que salió del mar delante mismo del Port para convertirse en el suceso más relevante en la historia de la ufología española.
Al día siguiente de ser publicada, varios militares del Ejército del Aire se personaron en el taller mecánico donde trabajaba Climent y le instaron a entregar los negativos. Finalmente, los acompañó hasta la Cafetería Memphis, donde su propietario guardaba las fotos y se las entregaron. Pero lo que no sabían las autoridades, es que un vecino también había inmortalizado el momento con unas instantáneas que verían la luz en la revista 'Más Allá'.
EL TRIANGLE DEL SILENCI
Las misteriosas bolas de luz que surgen desde el interior del mar no son exclusivas de Sóller. Con el paso de los años, también han sido divisadas en las islas de Ibiza, Formentera, S'Espalmador, Conillera, Tagomago, Se Espardell y Es Vedrà, todas en el extremo sur del conocido como el 'Triangle del silenci', cuyos otros dos vértices están situados en el Peñón de Ifach (Alicante) y la costa suroeste de Mallorca.
Además de las citadas luces misteriosas, allí también se han escuchado ruidos inexplicables que proceden del fondo del mar, sin olvidar fenómenos luminosos en el cielo y desapariciones de embarcaciones, como la del barco Mare Nostrum y una más reciente de un velero en mayo de 2016.
En esa zona, también se le perdió el rastro a dos hidroaviones del ejército, modelo Grumman, en 1969. Un lustro más tarde, dos aviones militares, modelo Saeta, y otro hidroavión Grumman, con 14 personas a bordo entre ambos, se esfumaron mientras sobrevolaban Cabrera. Se perdió la pista de las 14 personas que viajaban. Poco después, sucedió lo mismo con un barco lleno de periodistas en Ibiza.
El fenómeno se extiende por todo el planeta. Desde el popular Triángulo de las Bermudas -entre las islas, Puerto Rico y Miami- hasta el Triángulo del Dragón (o del Diablo) en el Océano Pacífico pasando por el Triángulo de Bridgewater o el de Bennington, estos dos últimos en Estados Unidos. Tampoco podemos olvidar el Triángulo Mortal, en la Patagonia argentina, el Triángulo de las islas Aleutianas, o incluso el del mar de Alborán, entre Gibraltar, Cabo de Gata y el norte de Argelia.
EL MISTERIO DE LAS PALOMAS
Durante la década de los sesenta del pasado siglo, varias sociedades columbófilas denunciaron que las palomas mensajeras soltadas desde Catalunya a Mallorca, o viceversa, desaparecían en algún punto de aquella zona bautizada como 'El Triangle del Silenci'. En una ocasión, un centenar de ellas fueron enviadas desde Tarragona a Ibiza. Ninguna llegó a su destino. De hecho, se le perdió el rastro a todas.
Según parece, las palomas desaparecen porque se pierden, se cansan y caen al agua. De esta manera, pierden la orientación en su viaje a través del Triángulo porque se corta el contacto con el norte magnético del planeta, por el cual se guían.
UN CAMPEÓN MUNDIAL COMO TESTIMONIO
Los OSNIs continuaban siendo protagonistas en los años ochenta, cuando el seis veces campeón del mundo de pesca submarina, el mallorquín Pep Amengual, confesó en una entrevista concedida al investigador Sebastià d'Arbó en el programa 'Catalunya Misteriosa' que "durante mucho tiempo en la zona comprendida entre la isla de Sa Dragonera y el faro de Formentor en la isla de Mallorca, mis compañeros y yo hemos oído una especie de ruido procedente del fondo del mar, que es muy difícil de definir".
"Era un sonido metálico, pero con mucha potencia, como si estuvieran picando sobre un yunque con un martillo enorme y dieran repetidos golpes, golpes que producían una especie de eco que venían desde muy profundo del mar. Este era constante, se oía durante varias horas. Era tan extraño que incluso los peces estaban nerviosos, se asustaban y huían en todas direcciones. No era un ruido natural para ellos", aseguró.