El presidente del Consell de Mallorca, Miquel Ensenyat, afirma que desde Madrid se piensan que todos vivimos en Son Vida y tenemos un yate en Portals. Si eso es así, tenemos un problema grave de comunicación.
Al estar claro el mensaje que hay que dar, es decir, la realidad de las islas, o bien falla el emisor, o falla el receptor, o lo hacen ambos.
O quizá tengan la información desactualizada. Es cierto que en el año 2000 la renta per capita de los baleares era la segunda mejor de España pero en 2017 hemos pasado a la séptima posición. Somos la Comunidad Autónoma que más hemos perdido en riqueza por habitante en el periodo 2000-2017, doblando la pérdida de Canarias, segunda en el deshonroso ranking de los que más nos hemos empobrecido en ese periodo.
La conclusión es que con Madrid hay que mejorar la comunicación. Hay que viajar más si hace falta o hay que invitarles a que vengan más.
La realidad es que siendo la séptima Comunidad Autónoma en riqueza por habitante, dentro de la decimocuarta economía mundial, a veces nos asemejamos más a un país tercermundista.
Si no, que me expliquen cómo puede ocurrir en nuestra avanzada economía y en siglo XXI que un apagón en Menorca tarde en restablecerse 56 horas (¡casi de tres días!), con las pérdidas que ello ocasiona.
Que las calles de Ibiza estén, perdón por la expresión pero es lo que es, llenas de mierda, ratas y toallitas porque revientan los imbornales de las alcantarillas. La imagen de los viandantes esquivando los desagradables obstáculos tapando las fosas nasales por el hedor de los residuos es propia de países muy muy subdesarrollados. La prensa británica ha titulado “Ríos de mierda en Ibiza” dañando la imagen de cara a nuestra principal fuente de ingresos.
Que las playas de Palma estén cerradas cada vez que llueva por la misma razón, cuando vivimos de ellas. Ésta ha sido otra estampa de este verano y asusta más a los visitantes que las pintadas turismofóbicas. Sobre todo ahora que despiertan los destinos turísticos competitivos y están recuperando los turistas prestados.
Que aguas torrenciales arrasen con la vida de personas inocentes o aíslen poblaciones durante horas no es lo que se espera de un país avanzado.
Que las vías de acceso a Palma estén colapsadas a cualquier hora del día, con turistas o sin ellos, es otra realidad que no nos beneficia. Así como tampoco el deficiente nivel de limpieza de Palma.
En cualquier caso, la realidad es que se ha demostrado que en las islas estamos en algunos aspectos. No solo hemos experimentado una erosión de la renta per capita sino también podemos comprobar que las instalaciones e infraestructuras se han quedado antiguas y pequeñas para los que somos. A eso, hay que añadir que las industrias desmantelan sus posiciones en las islas: CEMEX, embotelladora de Coca-Cola, Bimbo y Pepsico en los últimos años.
Es hora de que Madrid nos eche un cable. No todo es Son Vida ni Portals.
Parecía que al coincidir el mismo color político que en Madrid, iba a ver la luz una buena herramienta como es el Régimen Especial de Balears (REB) que, entre otros aspectos tenía que recoger la reducción del IVA, bonificaciones en el transporte aéreo y marítimo y la creación de un Fondo de Insularidad para compensar los efectos de la insularidad y décadas a la cola de las inversiones del Estado.
Armengol lo daba por hecho en el debate de política general de hace unos días. El REB se había negociado duro en la época de Rajoy y ahora, con un gobierno afín en Madrid, parecía que cerrarlo iba a ser coser y cantar. Pues no, esta semana hemos sabido que era una entelequia, una conjetura.
A siete meses de las elecciones autonómicas, el puntazo que se habría anotado Armengol hubiera sido enorme de cara a los nuevos comicios. Pero tras las expectativas generadas de que, al fin se iba a conseguir, al no hacerlo, el revés puede ser de órdago.
Existe una fórmula sobre la satisfacción, la percepción y las expectativas. Proviene del ámbito de la psicología y es muy empleada en economía de la empresa. Se enuncia así: S = P – E y dice que la Satisfacción (S) recibida será la diferencia entre la Percepción (P) que se tiene sobre un aspecto en concreto y las Expectativas que se habían generado (E). Por ejemplo, una buena película o novela, puede saber a poco si previamente te han contado que era una obra maestra y no resulta tal. Sin embargo, la misma puede parecer excelente si nadie ha generado expectativas desmesuradas sobre ella y no se espera nada excepcional.
En el caso del REB frustrado se ha afirmado a bombo y platillo que ya estaba prácticamente cerrado el acuerdo con Madrid. Las expectativas, tras años de contención, se han visto multiplicadas por mil. “En noviembre se cierra el acuerdo”, decían las voces más autorizadas del Govern. La satisfacción recibida, ante tales expectativas incumplidas, es muy negativa. Y este aspecto puede lastrar la confianza en los socialistas, incapaces de hacer ver a sus homólogos de Madrid, no ya la necesidad de un REB, sino también que pueden perder la confianza de sus votantes.
En caso de derrota electoral el PSIB ya tiene un culpable. Su mismo partido en Madrid.
Madrid, otra vez es culpa de Madrid. Aunque no sé. Últimamente la culpa de todo es de la lluvia y el viento.