Mariano Rajoy ya es presidente del Gobierno y resultará paradójico que sus primeras víctimas políticas sean los diputados del PSIB que votaron en contra de su investidura, saltándose la disciplina de voto del Grupo Parlamentario Socialista, Pere Joan Pons y Sofía Hernanz. Los dos diputados siguieron las consignas recibidas por la presidenta del PSIB, Francina Armengol, amén de votar en conciencia pues siempre se mostraron contrarios a una abstención que permitiese a Rajoy ser presidente, en contra de lo dicho tantas veces. Ahora habrá que ver la cómo gestiona la comisión gestora que dirige el PSOE tras la dimisión de Pedro Sánchez, y de la que forma parte Francesc Antich, este voto contrario a la disciplina por parte de 15 diputados que votaron ‘no’, en contra de lo acordado por el Comité Federal. Pero lo razonable es que no se ahonde en la división y se tengan en cuenta los múltiples factores que han obligado a los diputados a votar en conciencia de forma negativa a la investidura de Rajoy. Al PSOE no le conviene debilitar a su propio grupo parlamentario, expulsando a 15 de sus integrantes.
Al PSOE no le conviene debilitar a su propio grupo parlamentario, expulsando a 15 de sus integrantes
Haciendo una lectura estrictamente en clave balear, Armengol ha conjurado el riesgo de ruptura de su pacto de gobernabilidad con Més y Podem al obligar a los dos diputados del PSIB a oponerse a la investidura de un presidente del PP. El Govern parece fortalecido, con unos presupuestos de la Comunidad Autónoma que saldrán adelante sin obstáculos y con sus socios de Podem sin argumentos para atacar a Armengol. Sin embargo, la influencia de la presidenta en Madrid, con un gobierno presidido por Rajoy, y en su propio partido, el PSOE, será muy escasa y débil. Esto no ayudará, lamentablemente, a la interlocución con el Ejecutivo a la hora de afrontar los múltiples contenciosos que existen entre gobierno central y gobierno autonómico.