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'Vivimos en la calle; simplemente queremos una nueva oportunidad'
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(Foto: J. Fernández Ortega)

"Vivimos en la calle; simplemente queremos una nueva oportunidad"

Por Josep Maria Aguiló
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jmaguilomallorcadiariocom/8/8/23
sábado 09 de septiembre de 2023, 05:00h

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Las problemáticas de carácter social son siempre difíciles de solucionar, pues cada persona que tiene una necesidad económica, laboral o sanitaria también tiene, por regla general, otras necesidades, a veces tan elementales como poder comer cada día o contar con un techo en el que poder cobijarse.

En las ciudades del primer mundo conviven la riqueza y la pobreza, la vida comunitaria y la marginación, el bienestar y la exclusión social. Una ciudad como Palma o un territorio como Mallorca no suponen una excepción en ese sentido. Partiendo de la base de que siempre es muy difícil contar con estadísticas cien por cien fidedignas sobre las personas en situación de emergencia social, se calcula que en la capital balear —que supera los 400.000 habitantes— podría haber ahora en torno a unas 200 personas durmiendo cada noche en la calle y unas 300 pernoctando en asentamientos o edificios ocupados.

Un hecho a destacar es que cada vez hay personas más jóvenes que se encuentran en esa situación. Ese es el caso de Víctor, de nacionalidad española y 33 años de edad. "Ahora mismo estoy sin trabajo y además no me sale nada", lamenta, si bien con anterioridad ha trabajado sobre todo como jardinero. Víctor vive solo y no recibe ninguna ayuda de ninguna institución. "Duermo en una caseta de madera, que cuenta con un colchón y poco más", explica. Al lado hay otra caseta, en donde duerme una amiga suya.

Para intentar subsistir, de día Víctor aparca coches, recoge chatarra o pide limosna. "Voy buscándome la vida como puedo", indica. Asimismo, recuerda que se encuentra en esta situación desde hace unos cuatro años. "Cuando tenía trabajo, dormía en una habitación de un piso", añade. En su charla con mallorcadiario.com tiene palabras de especial gratitud para la Asociación Tardor. "Acudo de manera regular a su comedor social", señala. Por último, pide a los representantes de las instituciones isleñas que trabajen de manera efectiva y al mismo tiempo con discreción para ayudar a los 'sintecho'.

RESIDENTES E INMIGRANTES

Las situaciones de exclusión social o próximas a ese estadio pueden afectar tanto a personas nacidas y residentes en nuestro país como a personas procedentes de otros países. Algunas de esas personas inmigrantes llegan a conseguir de manera puntual o incluso permanente un techo bajo el que poder dormir. Así nos los confirma Enrique, de 21 años y natural de Colombia, que llegó a España hace un año aproximadamente. Primero estuvo en Barcelona, luego en Valencia y desde hace ocho meses vive en nuestra isla.

En la actualidad, Enrique pernocta en Es Refugi, en donde también almuerza. "Me han brindado mucha ayuda", elogia, y confiesa que su ilusión en el futuro sería poder vivir en una casa. "Me fui de Colombia por cambiar de ambiente y por salir de los problemas, que básicamente eran familiares y económicos", explica a continuación. A día de hoy, se encuentra en situación de desempleo. Hasta ahora siempre había trabajado como camarero, pero por el momento no ha conseguido hacerlo aún en nuestra isla, "salvo en negro, durante unos días".

Al igual que ocurre en el caso de Víctor, Enrique no cuenta tampoco con ninguna ayuda de las instituciones isleñas. "Lo único que le pediría a los políticos es que nos dieran la oportunidad de poder acceder a organizarnos laboralmente, porque la mayoría de nosotros tenemos capacidades y habilidades para poder trabajar", expone, para concluir: "Simplemente, queremos una nueva oportunidad". De momento, muchos jóvenes como él no tienen más remedio que vivir y dormir en la calle, salvo que cuenten con la ayuda de alguna entidad social.

LA ACTUACIÓN INSTITUCIONAL

A nivel competencial, es esencialmente el Consell de Mallorca el que se ocupa de atender a las personas sin hogar, en el marco de la denominada Red de Inclusión Social. El organismo específico encargado de esa atención es el Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS). Por una parte, el IMAS tiene albergues propios y también concertados para aquellas personas 'sintecho' que desean vivir en espacios de esas características.

Por otra parte, el IMAS cuenta con el programa denominado Housing, que se puso en marcha hace cinco años y que facilita que las personas sin hogar puedan acceder a una vivienda bajo determinadas condiciones. "Una vez que dichas personas tienen ya una casa en la que poder vivir, técnicos socioeducativos del IMAS les diseñan itinerarios de inserción socio-laboral, para que con el tiempo puedan conseguir un trabajo y una independencia económica y social, que les permita que se puedan emancipar", resumen a mallorcadiario.com fuentes oficiales del Consell. El objetivo último de este programa es que esas personas acaben reintegrándose en la sociedad.

Como es sabido, el IMAS es también el titular de otro servicio propio, las denominadas Unidades Móviles de Emergencia Social (UMES), que es un servicio que sale a concurso cada dos años. En la actualidad, este servicio es gestionado por Cruz Roja. Según nos explica Hugo, trabajador social de esta reconocida organización humanitaria, hoy hay básicamente dos perfiles de usuarios de las UMES, uno que podríamos considerar como más clásico y otro que es más novedoso.

DOS PERFILES DIFERENTES

Hugo especifica que en primer lugar están las personas en situación de exclusión social y de vulnerabilidad que viven en la calle y que a veces sufren también posibles problemáticas de adicciones, de enfermedad mental o de algún tipo de discapacidad. "En este grupo se encontrarían, por ejemplo, las personas que viven en la antigua prisión de Palma o en distintos asentamientos", aclara.

Cuando las UMES detectan a esas o a otras personas 'sintecho' en situaciones de emergencia social, intentan que ingresen en alguno de los centros de acogida del IMAS. Paralelamente, las UMES ayudan a dichas personas en la realización de determinados trámites administrativos, como por ejemplo la renovación del DNI o el empadronamiento, la petición de una ayuda económica o la solicitud de una cita con el médico. En los turnos de noche, las UMES dispensan alimentos o mantas a las personas que lo necesitan.

Según señala igualmente Hugo, las UMES atienden ahora también a las personas que se hallan en situación de exclusión residencial, es decir, que "no están en situación de exclusión social, pero sí tienen un problema de falta de vivienda de manera continuada en el tiempo". Formarían parte de este segundo grupo las personas que, por ejemplo, vienen desde la Península a Mallorca para trabajar en verano y que cuentan con un empleo, pero que no han podido alquilar una vivienda, "por lo que a menudo duermen en su coche, en una furgoneta o en la playa".

CIFRAS RECIENTES

Más allá de los servicios y programas señalados hasta ahora y de otros en la misma línea, el IMAS está trabajando en la implantación del Modelo de Atención Centrado en la Persona (MACP), una iniciativa que sin duda deberá tener en cuenta las cifras más significativas de 2022. Entre dichas cifras cabe destacar que el IMAS atendió el pasado año a 5.041 personas en los servicios de la Red de Inclusión Social, mientras que las personas acogidas en los centros de esta xarxa fueron 1.076 y las personas atendidas en las UMES fueron 1.685 en total.

No hay que olvidar, por otra parte, que en Mallorca cada institución cumple una función específica para intentar ayudar a las personas 'sintecho'. Así, desde la Conselleria de Salut del Govern se preocupan, por ejemplo, de atender aquellos casos de personas con alguna patología mental que deben ser derivadas al Hospital Psiquiàtric. Por lo que respecta al Ajuntament de Palma, se ocupa del registro de los 'sintecho'. Por regla general, la práctica totalidad de las personas sin hogar empadronadas en la capital balear han sido derivadas previamente por Cruz Roja. Dichas personas son empadronadas en el área de Asuntos Sociales.

El citado empadronamiento sólo dura un año, por lo que estas personas tienen que volver a registrarse cada nuevo año, ya que suele ser habitual que cambien de lugar con bastante frecuencia. Según datos facilitados por fuentes oficiales del consistorio, las personas sin hogar empadronadas en Palma desde enero de este año hasta el pasado 30 de junio eran 74 total, en concreto, 39 mujeres y 35 hombres.

Teniendo en cuenta que muchas de las personas que duermen en la calle no están empadronadas, se hace muy difícil ofrecer una cifra global y una radiografía completa de la dimensión real del problema de la exclusión social en Ciutat. A ello habría que añadir que cada persona 'sintecho' tiene, además, una trayectoria biográfica distinta, circunstancia que hace que sea insuficiente o inexacta cualquier posible generalización. Aun así, todas estas personas sí comparten siempre, como mínimo, un mismo sueño en común, que es el de pedir —como Víctor o como Enrique— que la vida les dé una segunda oportunidad.

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