Las grandes asignaturas pendientes de Palma (sábado)

La rehabilitación del Palau d'Esports de Son Moix por parte del actual equipo municipal de Palma, después de la pasmosa incapacidad del anterior, encabezado por Aina Calvo, ha de mover a la reflexión ciudadana sobre el vergonzoso estado en que se encuentran otros edificios que un día fueron emblemáticos y que ahora son literalmente la vergüenza de la capital de las Baleares.

El más insultante de estos despropósitos es el Lluis Sitjar en ruina tercermundista, convertido en una inmensa cueva de ratas y en escalofriante peligro público al ser potencial foco de enfermedades, siniestros y delitos. Este estadio lleva tres lustros abandonado. Y si no ha sido posible encontrar una solución en los últimos tiempos es por la ciega contumacia del todavía presidente del Real Mallorca, Biel Cerdá, que se ha negado en redondo a llegar a un acuerdo de permuta con el Ayuntamiento para que éste le cediera Son Moix a cambio de convertir la extensa zona del Luis Sitjar en una ampliación del Parc de Sa Riera. Es un acuerdo que habría beneficiado a toda la colectividad, pero el tenebroso Cerdà parecía tener otros objetivos, como sería un nuevo centro comercial.

La marcha de Cerdà, que es inminente, puede desatascar este desastre. Palma no puede soportar por más tiempo, ante los ojos de decenas de miles de personas cada día, esta ruina que degrada a una capital turística de la entidad de Palma.

Otra vergüenza que ya lleva más de tres años de absoluto abandono es Son Dureta. El Govern Bauzá tiene proyectos de transformación y aprovechamiento del edificio principal, como sería convertirlo en el gran centro administrativo de la Comunidad Autónoma trasladando allí varias Consellerias. No lo hace porque considera cara la inversión necesaria para rehabilitar bloque mayor y derribar los accesorios, que padecen aluminosis. El titular de las moles es la Seguridad Social, pero no habría problema de traspasos porque Madrid se quitaría de encima un buen muerto.

Bauzá tiene que comprender que una excesiva austeridad inversora a la larga sale muy cara. El Govern paga en la actualidad muchos alquileres por no pocas de sus sedes. Son Dureta supondría un gran ahorro de futuro.

También hace falta una solución definitiva para el Palacio de Congresos, con las obras prácticamente paralizadas ¡antes de terminarse el edificio! El Lluis Sitjar funcionó durante cincuenta años y Son Dureta por espacio de 54, dando ambos un gran provecho a Mallorca. Por eso hace falta una rápida solución que englobe el Palacio de Congresos y también el conjunto de la fachada marítima, incluyendo el antiguo edificio de Gesa, que también precisa de una salida airosa y digna, ahora oscurecida porque aún duran los pleitos judiciales con la antigua constructora propietaria.

La recuperación del Palau d'Esports no puede quedarse en un punto y aparte, por ilusionante que sea el logro. Ha de ser un punto seguido que de paso a soluciones decididas para las grandes asignaturas pendientes de Palma.

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