La economía mundial, en un mundo globalizado como el actual -de la que es parte también la europea y española-, se encuentra en una situación complicada. La incertidumbre está golpeando, de una u otra forma, en la situación financiera de las empresas. Por ejemplo, después de más de un año de subidas continuas de los tipos de interés para contener la inflación de la zona euro, los costes de financiación se están encareciendo a marchas forzadas. Y los afectados no son sólo los hogares, sino también las propias compañías. Y así tuve el honor de presentar el pasado lunes la Jornada de “Novedades Fiscales” organizada por PwC y la Asociación Balear de Directivos en Caixaforum, en la que contamos con la participación de Alberto Roibal, Director de la Agencia Tributaria de las Illes Balears.
Es innegable que vivimos tiempos de cambio, con una desaceleración en la mayoría de las economías no emergentes, y especialmente en Europa y que debemos prepararnos para años de más competencia, más presión en márgenes y precios, con un clima de costes, incluidos los de financiación, en rangos altos comparados con el ciclo pre-Covid.
En este contexto, de enorme cautela, desde PwC somos conscientes de que la clave será cómo las empresas serán capaces de gestionar un entorno de bajos crecimientos, de tipos de interés elevados y de costes también en rangos altos.
El mundo empresarial se está acostumbrando a moverse en un entorno de incertidumbre. Y es necesario asumir que la realidad cambiante no permite hacer planificaciones a cuatro años vista, por lo que es necesario contar con una estrategia flexible que se vaya adaptando a cada situación.
Y la realidad que todos vivimos es la falta de seguridad jurídica en el ámbito tributario generada por la baja calidad en la técnica legislativa de las normas. Y uno de los objetivos de 2024 debe ser mejorar la calidad de la normativa tributaria para dotar a todos los agentes de mayor seguridad jurídica y ofrecer una mayor tranquilidad a los contribuyentes y a los profesionales de la Administración.
Necesitamos un marco institucional y jurídico estable, así como incentivador en lo fiscal y un entorno laboral que tenga en cuenta las necesidades de la empresa, más flexible y dinámico. Y, por supuesto, hay que aumentar el apoyo a sectores en crecimiento.
En definitiva, existe una especie de tormenta perfecta. Y tanto pymes como empresas necesitan, más que nunca, de acompañamiento en su estrategia fiscal y financiera.